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León XIV tiene nacionalidad peruana, el vínculo que une al papa con Perú

El cardenal Prevost fue jefe de los obispos del mundo y experto en Latinoamérica.

papa León XIV
papa León XIV

El cardenal estadounidense Robert Francis Prevost, desde este jueves es el papa León XIV, fue una de las grandes apuestas de Francisco, que lo designó responsable de los obispos de todo el mundo y de su comisión para Latinoamérica, dado que también tiene nacionalidad peruana y cuenta con orígenes españoles por parte de madre, Mildred Martínez, como han destacado medios vaticanos.

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La presidenta peruana, Dina Boluarte, aseguró que obtuvo la nacionalidad peruana “como expresión de su profundo amor” por el país suramericano.

“Se nacionalizó peruano, a partir de 2015, como expresión de su profundo amor por el Perú, país donde entregó gran parte de su vida religiosa al servicio de los más humildes. En nuestras tierras sembró esperanza, caminó junto a los más necesitados y compartió las alegrías de nuestro pueblo”, dijo la mandataria en una alocución sobre León XIV.

DNI peruano de León XIV
DNI peruano de León XIV

Más de Robert Francis Prevost

Prevost nació en 1955 en Chicago (EE.UU.), con orígenes también franceses e italianos por parte de padre. Su carrera eclesiástica comenzó con el noviciado agustino de Saint Louis donde, en 1981, asumió sus votos. Luego llegarían los estudios en Teología y un viaje de juventud a Roma para estudiar Derecho Canónico.

Tras ordenarse sacerdote en 1982, con 28 años, fue enseguida enviado al que se convertiría en su segundo país: Perú, mediante su misión de Chulucanas, en Piura (1985-1986).

Este sería el primer paso de un largo camino en Latinoamérica que prosiguió en 1988 en la misión peruana de Trujillo, seleccionando vocaciones agustinas en ciudades como Chulucanas, Iquitos y Apurímac y ejerciendo otros roles durante una década en esa archidiócesis.

Prevost también acumula una dilatada experiencia docente en su país, también como prior general del Capítulo Agustino de Chicago, hasta que en 2014, desde Roma, el papa Francisco le puso al frente de la diócesis peruana de Chiclayo, como administrador apostólico. Ese mismo año obtuvo su DNI, lo que le permitió ser consagrado como obispo de la ciudad al año siguiente.

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Un año después sería nombrado por Francisco obispo de Chiclayo y desde 2018 fue vicepresidente segundo de la Conferencia Episcopal de Perú, afrontando entre otras cosas la grave crisis por los abusos del grupo Sodalicio de Vida Cristiana, disuelto este año por el papa.

Tras un lustro peruano, en 2023 el pontífice argentino le llamó a Roma para hacerle cardenal y nombrarle prefecto del Dicasterio para los Obispos, el ministerio vaticano que elige a los monseñores de todo el planeta.

Al frente de esta poderosa institución, que controla una enorme red de prelados en todo el mundo, asistió también a las pugnas de su mentor, el papa Francisco, con los conservadores católicos, plasmadas por ejemplo con la destitución del obispo estadounidense Joseph Strickland en noviembre de 2011, desleal con la Santa Sede.

Pero Francisco también lo puso como presidente de la Pontificia Comisión para América Latina gracias a su gran conocimiento sobre la realidad y las periferias del subcontinente.

Su rol de “ojeador” de obispos y su experiencia sudamericana hace que Prevost mantenga un contacto continuo con la jerarquía eclesiástica alrededor del mundo, sobre todo en América, la región con la mitad de los católicos del planeta (unos 637 millones en 2004).

Pero su elección pontificia resulta una novedad no solo porque es considerado un cardenal joven, con 69 años, sino también porque se convierte en el primer papa llegado del corazón de un imperio ya suficientemente poderoso, los Estados Unidos.

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