Es la historia de Max, un menor argentino, quien actualmente tiene 16 años. Empezó a jugar con sus amigos en los recreos, con el dinero que le deban para su almuerzo del día. Su grupo hacía lo mismo y, como la mayoría de chicos, siguió la corriente. Sin embargo, en cuestión de tiempo, el dinero empezó a ser insuficiente.
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Pidió dinero a su circulo más cercano, lo que llevó a acumular deudas, pero el querer saciar sus ganas pudieron más. “Saqué un préstamo con intereses altísimos y lo perdí todo”, recuerda angustiado en una entrevista con TN, pues ya se veían señales de una adicción.
A Max incluso le llegaron los recordatorios de sus deudas. Sin embargo, borraba el registro de cualquier correo, como si fuese a resolverlo, hasta que le llegó una carta documento de un estudio de abogados.
“Ahí le tuve que contar todo a mi mamá y le prometí que no iba a jugar más”, agregó el adolescente. Pese a eso, a los pocos días volvió a jugar otra vez. La rutina de Max estaba marcada por los resultados.
Apostaba con sus amigos en el colegio, y como si nada, en horas de clase; así también cuando se aburría. Pasaba noches enteras sin dormir, obsesionado con los partido de distintas ligas en todas partes del mundo sea de fútbol o de un deporte poco conocido para él.
Max aseguró que le costó darse cuenta que se convirtió en un ludópata.
Reconocía que tenía una adicción, pero “no al 100%”. Un verano ayudó a su padrastro a instalar una billetera virtual, donde se quedó con las claves y empezó lo peor. “Primero le fui sacando de a 40 dólares. Después de a 400, y un día llegué a perder 250 mil dólares que llegaron a ser 400 mil dólares”, explica, por la subida del Bitcoin.
El menor aseguró que es una sensación horrible donde, incluso, no se quiere hablar con nadie, y el dinero pierde el valor por completo. Señala que los sitios de apuestas ayudan a que el problema crezca; así como varios sitios donde es fácil registrarse y empezar a jugar.
