Pedro Restrepo, padre de Carlos Santiago y Pedro Andrés, hermanos que desaparecieron en 1988 a manos de agentes del Estado, lucha por su vida . Su hija, María Fernanda, publicó la delicada situación de su progenitor.
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“El crimen de Santiago y Andrés y su ausencia se siente hasta ahora. En estos momentos en que cuido sola a mi padre de una insuficiencia respiratoria crónica y parálisis diafragmático y total de cuerpo. Mi padre lleva 2 años dentro de un hospital del IESS y merece que los mismos cuidados los tenga en casa”, explicó en una publicación en X.
El IESS cubría hace un par de años a estos pacientes de alta complejidad a través de un prestador externo. Sin embargo, el servicio dejó de brindarse. Solo el ISSPOL, seguridad Social de la Policía Nacional, cubre este tipo de pacientes en casa.
“La Policía Nacional le arrebató la vida entera a mi padre, su tranquilidad, su salud física y anímica. Resulta un deber moral que la misma Policía le de un final al menos digno en casa. No devolvieron los cuerpos de Santiago y Andrés, al menos mi padre merece ser atendido y morir en casa, no encerrado en un hospital”, solicitó la hija de Restrepo.
¿Qué sucedió con los hermanos Restrepo?
El 8 de enero de 1988, Carlos Santiago (17 años) y Pedro Andrés Restrepo (14 años) fueron detenidos arbitrariamente por agentes del Servicio de Investigación Criminal (SIC) mientras se trasladaban en el automóvil de su padre y nunca más los volvieron a ver, ni sus cuerpos fueron hallados.
A pesar de las evidencias y las denuncias de la familia, durante años se intentó encubrir el crimen. Las autoridades negaron inicialmente la detención de los jóvenes y se presentaron versiones contradictorias sobre su paradero.
La desaparición forzada de los jóvenes se enmarca en un contexto de violencia política y represión estatal que caracterizó a Ecuador en la década de los 80.
A pesar de los años transcurridos, la familia Restrepo y organizaciones de derechos humanos continuaron exigiendo justicia y verdad. Han enfrentado múltiples obstáculos en su búsqueda, incluyendo amenazas, intimidación y la falta de voluntad política para investigar a fondo el caso.