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Corazones solitarios buscaron el amor a 10.000 metros de altura

120 chicos y chicas de toda Rusia viajaron en un vuelo especial “Moscú-Match-Moscú” para encontrar a su alma gemela. Metro descubrió cómo es buscar el amor donde los pájaros no llegan

Avión del amor en Rusia
Avión del amor en Rusia (Julia Loris. julia.loris@gmail.com)

El avión despegó de Vnukovo. Durante el vuelo, la aeronave “dibujó” simbólicamente en el cielo de las regiones de Yaroslavl, Vologda y Kostroma un corazón gigante con un radio de unos 120 kilómetros. El insólito vuelo en honor del Año de la Familia fue organizado por Pobeda Airlines y el servicio de citas en línea Mamba. El showman Vladimir Markoni hizo de Cupido a bordo.

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“Me gustaron nuestros pasajeros, son todos muy brillantes, inteligentes y divertidos”, declaró a Metro. “Las azafatas, muy guapas, por primera vez en mi vida me dejaron hablar por el micrófono a través del cual se comunican con los pasajeros. La sensación era que estábamos todos en una fiesta inusual con el propósito de conocernos y pasar un rato interesante”.

El formato de las “citas rápidas”, o speeddating, no permitía a los pasajeros conocerse bien: la gente se trasladaba rápidamente a los asientos vecinos, por lo que era importante impresionar a la gente de inmediato y hacerles palpitar el corazón. Y aunque el cielo reunió a Anastasia con cinco posibles novios, no hubo atracción mutua, ni “match”, con ninguno de ellos.

“La gente era muy diferente, en edad y mentalidad”, cuenta a Metro. “Al principio me encontré con un joven que se comportaba de forma extraña, quería alejarme de él cuanto antes. Era agradable hablar con los demás, pero nadie me llamó la atención”.

Nastya opina que el evento carecía de alcance: sólo había condiciones inusuales, y debería haber habido al menos algún programa de entretenimiento.

Pero Roman Gritsenko, ex participante del reality show “House-2″, quedó satisfecho. Sedujo activamente a las chicas con la esperanza de conseguir su ración de amor.

“Fue realmente genial. Con una de las chicas nos pusimos a hablar: teníamos situaciones parecidas en relaciones anteriores, y con otra simplemente captamos unas vibraciones comunes increíbles”.

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Yulia estaba en el vuelo como fotógrafa. Su tarea era sencilla: captar las emociones de los participantes. Lo que más le divirtió fue el tipo que regalaba una mandarina, un caramelo o un paquete de gominolas a cada chica con la que hablaba.

La pareja más inesperada fue la formada por el joven Kirill y... la azafata Elizabeth. La guapa azafata se enamoró enseguida del participante del insólito vuelo, y éste fue perseverante.

“Elizabeth es una chica muy espectacular, le gustó enseguida. Acordamos encontrarnos, pero no en el marco de “citas rápidas”, - Kirill contó sobre su éxito.

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parejas se formaron durante el vuelo. Algunas de ellas tuvieron una segunda cita tras el aterrizaje.

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