El síndrome de Down siempre ha formado parte de la condición humana, existe en todas las regiones del mundo y habitualmente tiene efectos variables en los estilos de aprendizaje, las características físicas o la salud.
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En Ecuador, el síndrome de Down ocurre en 1 de cada 550 nacidos vivos, promedio mucho mayor a la tasa mundial que es 1 de cada 700, ha señalado Milton Jijón, médico genetista.
“Parece ser que hay factores ambientales que están alterando los cromosomas en las mujeres jóvenes, mucha radiación, efectos de plaguicidas en las plantaciones de agroindustria, químicos, probablemente están incidiendo en un daño genético”, ha resaltado Jijón.
En diciembre de 2011, la Asamblea General designó el 21 de marzo Día Mundial del Síndrome de Down. Con esta celebración, la ONU quiere generar una mayor conciencia pública sobre la cuestión y recordar la dignidad inherente, la valía y las valiosas contribuciones de las personas con discapacidad intelectual como promotores del bienestar y de la diversidad de sus comunidades. Asimismo, quiere resaltar la importancia de su autonomía e independencia individual, en particular la libertad de tomar sus propias decisiones.
Columna de inclusión: “No somos ni angelitos ni enfermitos”, por Evelyn Lavanda
Las personas con Síndrome de Down sí podemos aportar a la sociedad, ya que podemos realizar valiosas contribuciones a favor del bienestar y de la diversidad de nuestras comunidades y así contribuir al desarrollo de la sociedad.
En este día quiero resaltar la importancia de la autonomía e independencia de cada una de las personas que tenemos esta condición, porque también podemos lograr nuestros sueños: estudiar, trabajar, viajar.
Pero el que lleguemos a valernos por nosotros mismos y lleguemos a ser independientes en la mayoría de las cosas y situaciones del convivir diario depende del amor, entrega, dedicación, paciencia y perseverancia de nuestro núcleo familiar y de la atención oportuna en todo lo relacionado a la salud y en cuanto a las terapias.Por lo tanto, es muy determinante el apoyo incondicional de la familia.
Ya es hora de que cambien la mirada con respecto al síndrome de Down, que nos traten como debe de ser, con naturalidad, que no nos miren con lastima, que no nos llamen angelitos, que no nos digan que somos enfermitos, porque en realidad no somos angelitos ni enfermitos, ya que el síndrome de Down no es una enfermedad, es tan solo una condición.
Es una condición que se produce por una mala división cromosómica que da como resultado un cromosoma demás en el cromosoma 21 por eso se lo llama trisomía 21, por lo tanto, es una alteración genética, que con la atención oportuna con respecto a todas nuestras necesidades las personas con Síndrome de Down sí podemos alcanzar todo lo que nos proponemos, solo necesitamos un poco más de paciencia y comprensión, porque nosotros aprendemos un poco más lento con relación a los demás.
Por ello, considero que las personas con esta condición merecemos el mismo respeto y consideración que los demás y tenemos derecho de ser incluidos en los distintos ámbitos en la sociedad, lo que necesitamos es una sociedad más inclusiva, más empática por lo tanto considero que todos tenemos derecho de nacer, estudiar y trabajar.