Lo que parecería una película de terror es una realidad para la periodista guayaquileña Noemí Espinoza, tanto ella como su mamá fueron atacadas por perros en distintos lugares de Guayaquil, pero en menos de seis meses. Ambas están atravesando días difíciles por el dolor de las heridas, pero también porque han tenido que lidiar con los propietarios de los perros para exigirles apoyo.
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El viernes 1 de marzo de 2024, en horas de la tarde, la periodista Noemí Espinoza, quien labora como comunicadora social para una fundación, caminaba por una calle de Puerto Azul y pasaba por una vivienda cuyo garaje en ese momento estaba abierto, de pronto, relata Espinoza, “vi venir al perro dálmata. La verdad creí que no me atacaría, pero el perro se me lanzó y me agarró el brazo. Un niño salió a coger al perro, pero obviamente la fuerza del can superó a la del niño. El perro me clavó varias veces sus colmillos en mi brazo. Y lo único que hice fue alejar mi rostro y cerrar los ojos, fueron segundos de terror”, cuenta.
Asustada aún y adolorida, Espinoza nos contó su historia este viernes 8 de marzo, desde la casa de una amiga que la ha estado asistiendo estos días, pues no ha podido valerse por sí misma debido a la condición en la que se encuentra. Asegura que le preocupa cómo quedará su brazo, pero también el tema de que hay muchos perros encerrados en las casas y que ponen en peligro la vida de muchas personas. “Si en vez de mí, el dálmata hubiera atacado a un niño, el desenlace sería fatal”.
Psicológicamente también ha sido difícil, dice la periodista. Y es que su madre también fue atacada en septiembre de 2023 por un pitbull, pero en otro sector de Guayaquil. “Mi mami venía pasando por la vereda y asimismo el pitbull la vío y se le lanzó a atacarla. El caso de mi mami fue más grave, porque el perro la mordió cerca del cuello, el médico nos dijo que por poco le atraviesa una vena y pudo ser mortal el ataque. Casi seis meses después y mi madre sigue sufriendo por el dolor de las heridas”, comparte Espinoza.
Los propietarios de los perros: ¿cuáles son sus responsabilidades?
Comparte la periodista que la dueña del perro dálmata que la atacó a ella es una vecina del sector. Al momento que ella fue mordida por el can, se apersonó y la llevó al Omni Hospital donde esta persona trabajaría como enfermera.
“En el hospital me curaron las heridas. Y no puedo negar que la señora se ha hecho cargo de curarme las heridas, quizá se ha visto incomodada por mi insistencia pero es lo que por ley me compete”, comparte.
Sin embargo, cuenta Espinoza, hace poco le pidió a la señora dueña del dálmata que la ayudara a trasladarse, pero ya no recibió respuesta.
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En el caso de su mamá, comparte, que los propietarios del pitbull que atacó a su madre, debido a que recibieron una visita de Bienestar Animal, accedieron a reconocerle algunos de los gastos médicos. Pero el perro sigue en el mismo lugar, no hubo un seguimiento del caso.
“Ahora mismo necesito trasladarme y no puedo hacer nada, porque no puedo manejar. Parecería que la dueña del perro que me atacó siente que ya hizo lo suficiente por mí. Y no es así. Pienso en que estos casos están pasando con más frecuencia en la ciudad... pero nadie hace nada. Necesitamos que la autoridad tome con más fuerza estos casos, y que los perros que atacan a las personas sean trasladados a lugares donde tengan libertad, porque por eso se vuelven agresivos porque pasan encerrados”, comparte Espinoza.
¿Qué dicen las autoridades?
Aclaramos que la Dirección de Bienestar Animal del Municipio de Guayaquil contestó a nuestro llamado cuando lo hizo de forma oficial. Eliana Molineros, Directora de Bienestar Animal del M.I. Municipio de Guayaquil, nos envió de forma escrita las siguientes aclaraciones:
Respecto al seguimiento realizado en el caso de ataque de un pitbull en Villa Bonita hacia la madre de la periodista, el Municipio de Guayaquil aclara que: “el expediente se encuentra abierto en la Comisaría Municipal, luego de que la Dirección de Bienestar Animal cumplió con su rol de inspección y emitió informe para que la Comisaría actúe como ente sancionatorio. El expediente del caso abierto por la Dirección señala las medidas a tomar por parte del/a tutor/a del animal”
En este artículo Metro señaló que Reglamento de Tenencia y Manejo Responsable de Perros emitido por el Ministerio de Salud Pública en 2009, las razas pitbull y rotweiler están consideradas como perros que no son aptos para criarlos como mascotas bajo el Reglamento de Tenencia y Manejo Responsable de Perros.
No obstante, el Cabildo porteño aclara que ese reglamento no es pertinente porque en Guayaquil existe una ordenanza municipal vigente cuya última reforma fue en 2023 y que se creó a partir de la competencia sobre el manejo y control de fauna urbana asignada al GAD Municipal por la Constitución del Ecuador, el Código Orgánico del Ambiente y su Reglamento. Respecto a esta ordenanza, destaco lo que sigue:
- Se consideran potencialmente impetuoso todo perro que, sin provocación pasada ni presente, tenga una conocida propensión, tendencia o disposición a atacar agresivamente, para causar heridas o para atentar contra la seguridad de humanos y animales. Además, se consideran impetuosos los perros que (i) hubiesen, sin causa alguna atacado personas o animales causando un daño físico grave; (ii) hubiesen sido utilizado en actividades delictivas, provocando lesiones; (iii) hubiese, sin causa, ocasionado daño grave a otro animal; (iv) presente una enfermedad zoonótica grave que no pueda ser tratada.
¿Cómo se considera a un animal impetuoso?
Según lo detallado por la Dra. Molineros, para que un animal sea diagnosticado como impetuoso, se debe realizar una evaluación clínico-comportamental. Al respecto, la Dirección de Bienestar Animal Municipal podrá requerir una evaluación del comportamiento de cualquier perro cuando exista una denuncia fundada. El costo de la evaluación y la rehabilitación debe ser asumido por la/el tutor/a del animal (Art. 29).
“No obstante, hay casos en que no se consideran impetuosos a perros que han atacado: (i) Después de haber sido provocados, maltratados o agredidos; (ii) Si actuaren en defensa o protección de cualquier animal o persona; (iii) Si actuaren dentro de la propiedad privada; (iv) Si la agresión se da dentro de las primeras ocho semanas de maternidad; (v) Si la agresión del animal es el resultado debidamente comprobado de la inestabilidad emocional de su tutor”, concluye.