Si por lo general el lunes es el día más fuerte, aburrido, abrumador y pesado de la semana, el Blue Monday o el día más triste del año lo hace aún peor.

El tercer lunes de enero llega el Blue Monday y este año corresponde al 15 de enero de 2024. Surgió hace poco más de dos décadas, a través de Cliff Arnall, psicólogo británico de la Universidad de Cardiff.

Arnall lo hizo mediante una fórmula matemática sin base científica, con distintos factores como el clima, deudas adquiridas en diciembre, y la motivación con respecto a los propósitos del nuevo año.

Así, este día lo relacionó con un estado depresivo y nostálgico, tanto por lo que no pudo realizarse como aquello que luce incierto en los próximos meses.

Pero lo cierto es que ese supuesto estudio de Arnall lo había pagado por la agencia de viajes Sky Travel (ahora desaparecida) y no era otra cosa que una campaña de publicidad que buscaba fomentar vacaciones.

La estrategia de marketing tuvo tanto éxito que no solo aumentaron las ventas de paquetes de viaje de esa temporada, sino que logró mantener la creencia del Blue Monday hasta la actualidad.

Ni tan alejado de la realidad

Si bien es cierto que el Blue Monday fue creado con un propósito de marketing, la realidad es que sí existen  circunstancias dadas en enero que pueden provocar tristeza o desánimo, y que además sí cuentan con un respaldo científico.

Por ejemplo, la excesiva ingesta de azúcar en diciembre segrega dopamina. Y cuando dejamos de consumirla de forma drástica pueden aparecer algunos síntomas como dolor de cabeza, cansancio o cambios de humor.

Otro factor que ya genera estrés, malestar y hasta problemas de sueño es regresar al trabajo y más en el caso de aquellos tuvieron vacaciones en esas fechas especiales de diciembre como Navidad y Año Nuevo.

Tal y como apunta la fórmula de Arnall es el factor climático, y según la ciencia sí es fundamental para nuestro estado de ánimo. De hecho se trata del Trastorno Afectivo Estacional (TAE) y es un tipo de depresión que va y viene con las estaciones.

De acuerdo con Mayo Clinic, los síntomas del trastorno afectivo estacional aparecen a fines de otoño o a principios del invierno y desaparecen durante los días de primavera y verano. Los síntomas pueden incluír sentirse apático, triste o decaído gran parte del día, casi todos los días, perder el interés en actividades que solías disfrutar, tener poca energía y dormir mucho más.