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Periodista cuenta historia de secuestro y cómo los comunicadores están desprotegidos en sus coberturas

Francisco Salazar, periodista ‘freelance’, cuenta su experiencia sobre el robo y secuestro que sufrió en Guayaquil.

Francisco Salazar, periodista freelance
Francisco Salazar, periodista freelance (Andrea Martínez)

“Antes, como prensa, te respetaban. Ahora no les importa”, es el sentir del comunicador social Francisco Salazar quien fue víctima de un robo y secuestro en Guayaquil el año pasado.

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Salazar cuenta que tras una cobertura en el Centro de Convenciones de Guayaquil, él y su asistente decidieron esperar el taxi en los exteriores del lugar. Ahí fueron abordados por sujetos que los golpearon y los obligaron a ingresar a un auto.

“Estábamos en Guayaquil haciendo una cobertura periodística en el Centro de Convenciones, pero también recogimos información para otros proyectos con nuestros equipos. Teníamos dos cámaras, un dron y cada uno sus mochilas. Al esperar el taxi fuimos abordados y nos subieron a un auto, prácticamente secuestrados”, recordó Salazar.

“Creo que nos tuvieron secuestrados cerca de 40 minutos. Se nos vinieron muchas preguntas, no sabíamos si era solo un robo común o nos estaban siguiendo. Sufrimos golpes, nos vendaron los ojos, nos amarraron con cinta adhesiva, mientras escuchábamos cómo nos amenazaban de muerte”, indicó.

Tras esto, Salazar indica que fueron abandonados en la Av. Perimetral y tras varios minutos fueron auxiliados por “buenos samaritanos” que les permitieron llamar al 911 para dar la alerta.

“Lastimosamente la Policía llegó luego de unos 40 minutos. Nos llevaron a un dispensario del IESS para atender a mi compañero que recibió una herida en la cabeza, pero al no estar afiliado nos trasladaron a un centro de salud sur de Guayaquil. Sin embargo, decidimos optar por atendernos de forma privada”, contó.

La denuncia

Tras el hecho, Salazar indicó que la denuncia del secuestro y robo está colocada pero no siente el respaldo de la autoridad.

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“Incluso diciendo que nuestra vida corrió peligro y se llevaron información, presentando los chats donde se ve que me piden recompensa por los equipos, la policía no hace nada porque soy de ‘segunda línea’. Si fuera un periodista que sale en cámara, el caso se haría viral, pero soy del grupo de camarógrafos, reporteros, que todos los días estamos fuera, sacando reportajes, contando historias, donde solo sería una denuncia más”, exclamó indignado ante su caso.

“Como periodista ‘freelance’ siento que estamos desprotegidos. No se puede ejercer el trabajo libremente, si haces una cobertura o entrevista en calle, te roban y no pasa nada. No hay sitio seguro”, indica.

Tras algunos meses del hecho, Salazar también habló sobre las secuelas. Aparte de la pérdida económica en equipos, su salud mental ha sido afectada. “Ahora estoy con ayuda psicológica porque estoy sufriendo una paranoia cada vez que subo a un taxi. A pesar de que voy acompañado, me quedo perplejo, reviso el seguro de las puertas, que las ventanas están cerradas, me pregunto a qué momento me abren la puerta para asaltarme. Incluso, he recibido mensajes de amenaza y estafa porque se llevaron mis documentos, tarjetas de presentación, información en los equipos”.

Salazar indica que comparte su historia para colocar en la palestra pública el riesgo que afrontan los profesionales de la comunicación en su día a día.

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