Después de varios días desde la desaparición de cinco jóvenes en la ciudad mexicana de Lagos de Moreno, en el estado de Jalisco, se han revelado las imágenes en donde se puede observar a los jóvenes maniatados y con fuertes signos de tortura. Al final del video, se muestra como uno de los jóvenes fue obligado por los sujetos a golpear hasta la muerte a uno de sus amigos igual secuestrado.
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Sus nombres son Roberto Olmeda Cuéllar, Diego Lara Santoyo, Uriel Galván, Jaime Miranda y Dante Hernández y la Organización No Gubernamental Reinserta calificó al video como “deshumanizante”.
En el posterior material filtrado, se refleja los desgarradores momentos de tortura y posible muerte de los involucrados. Por su parte, la Fiscalía de Jalisco aseguró el pasado martes que las imágenes serán parte de la investigación.
Por el momento no se ha confirmado el hallazgo ni vivos ni sin vida de los jóvenes. De igual manera, durante la madrugada del martes las autoridades de Jalisco recibieron una alerta sobre un vehículo calcinado, dicho descubrimiento coincide con un carro en el que viajaban los desaparecidos, además, al interior fueron hallados posibles restos humanos que ya son analizados.
¿Quiénes eran los chicos desaparecidos en Lagos de Moreno?
El lunes 14 de agosto, el Rector General de la Universidad de Guadalajara, Ricardo Villanueva Lomelí, pidió la localización de Roberto Carlos Olmeda Cuéllar, quien tenía 20 años de edad, ya que era estudiante de la casa de estudios. Él debería regresar a clases esta semana, pues era alumno del sexto semestre de la carrera de Ingeniería Industrial en Centro Universitario de Lagos de Moreno. El joven practicaba boxeo y ayudaba a su familia en un negocio de comida.
Otro de los jóvenes afectados es Jaime Adolfo Miranda, de 21 años de edad. Trabajaba como albañil, solía entrenar boxeo y hacer ejercicio con Roberto y su padre.
Uriel Galván tenía 19 años, y así como sus amigos, también practicaba boxeo, era el menor del grupo y su vehículo sedán de color gris fue localizado con las llaves pegadas, estacionado afuera de la parroquia Arcángel, que se localiza a un costado del mirador donde se les vio por última vez.
Diego Lara Santoyo, de 20 años, trabajaba como herrero junto a su papá; mientras que Dante Cedillo Hernández tenía 22 años, era ciclista profesional, participaba en competencias, y trabajaba en un restaurante, aunque recién había montado un negocio de silicones para ventanas.