El periodismo deportivo está de luto y conmocionado por la repentina muerte del relator Patricio Díaz Guevara. “El Tenor del Fútbol” estuvo presente en momentos icónicos del deporte nacional, sobre todo cuando clasificamos al primer mundial y ganamos la primera medalla olímpica.
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Su característico apodo se debe múltiples cualidades, las cuales se fueron puliendo desde temprana edad en respuesta a su amor al deporte. Sus similares, tal y como reseña en su biografía, destacan que su voz se podía escuchar con facilidad si uno se acercaba a los lugares de transmisión.
Es que Pato parecía alguien que cantará al momento de relatar un cotejo de fútbol. “Un canto lírico que nos describe emociones más que acciones. No es una voz gutural, su color es más bien cálido aunque sus notas sean graves. Tiene un vibrato tan sutil que te estremece y su respiración es la adecuada para poder utilizar toda la energía de su pecho”, señala la reseña de sus logros.
Por esta razón, sus colegas lo bautizaron, ya hace tiempo atrás, como “El Tenor del Fútbol”. Desde temprana edad se caracterizó como un infante juguetón, realizó sus estudios en la Escuela Eloy Alfaro y en el Colegio Gonzaga.
Gran parte de su vida adolescente la tuvo en San Juan, lugar donde lo conocían como El Pato y no solo por ser buen muchacho o por ser jugador sino por su voz.
Ahora su vida se apagó pero su voz se mantendrá vigente en la memoria de quienes lo siguieron hasta su última transmisión en radio, de las personas que grabaron sus gritos de alegría producto de hitos del deporte ecuatoriano.