Décadas de estudios, investigaciones y experimentos se han centrado en evitar que nuestra especie desaparezca por el impacto de un asteroide en la Tierra. Científicos de todo el mundo tienen calculadas y observadas millones de rocas estelares y sus órbitas para saber si se acercarán al planeta, en algún momento de su recorrido.
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Sin embargo, la amplitud de nuestro Sistema Solar hace que una que otra se escape de vez en cuando. En ocasiones ha sucedido que las rocas sorprenden a los expertos y fueron detectadas ya cuando estaban pasando en las cercanías de nuestros cielos.
Si pasa lejos no es más que una oportunidad para estudiarla científicamente, pero si se acerca mucho enciende las alarmas de los astrónomos. Es el caso del asteroide 2023 HO6, que por su nombre ya podemos descifrar que se descubrió este año.
Los radares del Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra (CNEOS) en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA lo detectaron y de inmediato calcular su recorrido. Mide unos 310 metros, lo suficientemente grande como para hacer daño, y viaja a unos 27.972 kilómetros por hora, es decir, más de 22,6 veces la velocidad del sonido.
¿Hay peligro de impacto? Las probabilidades son menores al 1 por ciento. 2023 HO6 pasará a unos 2 millones de kilómetros de distancia nuestro, es decir unas tres veces la separación entre la Tierra y la Luna. Sólo será visible a través de telescopios. Imposible de ver por el ojo humano desnudo.