Se trata de Wilmer Segovia, un pandillero de la Mara Salvatrucha (MS13), que fue condenado a 1.310 años de prisión por varios delitos.
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Pertenece a la reconocida célula Shulton, quien “ha sido declarado culpable de haber cometido 33 homicidios, 9 proposiciones para cometer asesinatos y varias extorsiones”, de acuerdoal fiscal general, Rodolfo Delgado.
“Los pandilleros que tanto dolor y llanto le han causado al pueblo salvadoreño, NO VAN A SALIR. Permanecerán encerrados hasta que paguen por cada uno de sus crímenes. Nos encargaremos de eso”, subrayó en Twitter.
El antisocial tendría que pasar todo este tiempo en el Centro de Confinamiento de Terrorismo (CECOT), una prisión ubicada en el municipio de Tecoluca a más de 75 kilómetros de la capital. Cada celda está hecha de acero inoxidable, cuenta con camarotes metálicos, dos pilas para administrar agua y dos inodoros. Los reos deben realizar sus necesidades y ducharse dentro de sus celdar.
En las celdas de castigo hay una cama de cemento, un inodoro y una pila. No se han construido patios, ni área de recreación para los reos, ni espacios conyugales.
Mientras que Miguel Ángel Portillo, de la referida célula de la MS13, fue condenado a 945 años de prisión por “22 homicidios, 4 proposiciones para cometer asesinato, un intento de homicidio y extorsiones”.
El fiscal salvadoreño no dio detalles de la fecha de captura de los detenidos o si fueron capturados en el marco del régimen de excepción, que suspende garantías constitucionales, vigente desde marzo de 2022.
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Tampoco explicó si fueron condenados bajo las reformas penales aprobadas en la Asamblea Legislativa bajo el régimen de excepción.
A finales de marzo de 2022, el Congreso de El Salvador aprobó un fuerte endurecimiento de penas contra los miembros de pandillas en respuesta a la ola de homicidios que el país vivió en esa época.