El covid-19 y la invasión de Rusia a Ucrania han impulsado un proceso inflacionario en el mundo. Ecuador no se queda atrás: a junio 2022 registró la máxima inflación en siete años, de 4.2% interanual, lo que da un escaso margen para una subida de impuestos, complicando la política económica.
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Esta fue una de las conclusiones de Juan Pablo Ronderos, fundador y socio de la consultora argentina MAP, que presentó el jueves 15 de diciembre un estudio macroeconómico sobre el impacto de la inflación en la economía de Latinoamérica y Ecuador para 2023, en el que también participó Jaime Carrera, director ejecutivo del Observatorio de la Política Fiscal.
El estudio señala que en las principales economías del mundo, los registros inflacionarios se sitúan en récords históricos, alcanzando tasas anuales de 7.8% en Estados Unidos en octubre-22 (máximo de 9.0% a/a en junio-22) y de 10.0% en la Zona Euro en noviembre-22.
Este proceso de aceleración inflacionaria se replica en la mayoría de los países de América Latina, con un incremento significativo en el costo de los alimentos. Los alimentos presentaron aumentos interanuales de 21.1% en Colombia y de 24.0% en Chile en noviembre-22, duplicando en ambos casos la subida de la inflación promedio.
La economía ecuatoriana, añade, también ha enfrentado desafíos en materia de inflación en 2022, habiendo alcanzado en junio de 2022 el máximo registro en siete años, de 4.2% interanual. Además, el país no dispone de instrumentos de política monetaria para hacer frente a la escalada de precios, debido a su economía dolarizada.
De allí que las autoridades económicas han determinado subsidios y ayudas a las familias, financiados con los ingresos provenientes del petróleo, que han permitido impulsar una mejora fiscal este año (se prevé un superávit de 1.2% del PIB, tras un déficit de 1.1% en 2021).
Para 2023 se prevé un contexto externo para Ecuador desafiante, con una economía global y regional que perderían impulso de la mano de la política monetaria contractiva aplicada en 2022.
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Para Ecuador, se proyecta una desaceleración de la inflación más rápida que en otros países de América Latina, pero la situación social continuará sensible, producto del bajo crecimiento económico.
De su parte, Jaime Carrera manifiesta que en los últimos 42 años, Ecuador ha crecido en un 2,7%, un crecimiento cercano a como crece la población, y produjo alrededor de $ 6.300 dólares al año por persona. “Ecuador ha crecido tan poco en estos años y estimo que hasta 2025 estará en los mismos niveles que de los últimos 42 años”.
A su criterio, el país no ha sido capaz de impulsar reformas estructurales para crecer; un país no crece sin inversión y la inversión extranjera directa en los últimos 42 años en el país, salvo uno o dos años años, superó el 2% del PIB y casi siempre ha estado por debajo de los $ 1.000 milllones anuales. En el primer semestre de este año la inversión extranjera directa fue apenas de $ 810 millones.
“Ecuador necesita crecer en los próximos 20 a 30 años por lo menos al 5% anual, si quiere generar trabajo y reducir la pobreza y para obtener ese nivel de crecimiento la inversión debería estar cada año en alrededor del 30% del PIB, la privada debería ser por lo menos alrededor de $ 20 mil millones al año y la inversión extranjera directa debería ser por lo menos de unos $ 5 mil millones al año.
En 42 años, dice Carrera, la balanza comercial siempre ha sido negativa y este saldo negativo de la balanza comercial no petrolera ha sido cubierta con el saldo de la balanza petrolera, Ecuador ha sido crónicamente dependiente del petróleo.