El pasado miércoles dos perros de raza pitbull mataron a mordidas a su dueño en una ciudadela de Portoviejo, Manabí. Ante lo sucedido, el Municipio de la provincia ordenó que se sacrificaran a los canes luego de que comprobaran que no estaban aptos para su rehabilitación.
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El hombre que falleció se lo identificó como Ramiro Adolfo Albán Intriago, un comerciante de 58 años, quien murió en su casa y se desconocen las causas por la que sus perros le atacaron.
Los vecinos de la víctima escucharon sus gritos de auxilio y se dirigieron hasta el lugar de los hechos. Los moradores indicaron que intentaron rescatar al hombre lanzando palos y piedras a los perros, pero no consiguieron que le dejaran de morder.
Por otro lado, la funcionaria del departamento de Fauna Urbana del Municipio de Portoviejo, Arianni Cedeño, indicó que los perros fueron llevados hasta la Universidad Técnica de Manabí, en el área de veterinaria donde se comprobó que tenían “comportamientos adversos”
Tras la evaluación profesional, indicaron que los animales presentaban un cuadro gravemente emocional y desequilibrado, lo que imposibilitaban la rehabilitación de ambos canes de 2 y 3 años de edad. Así lo indicó el diario local Noticias Forever.
Se acogieron al artículo 56, de la ordenanza de Protección y Convivencia Responsable con la Fauna Urbana del Cantón Portoviejo. Esta sostiene que solo se practicará la eutanasia por parte de un profesional veterinario y se aplicará cuando el animal sea calificado como peligroso de conformidad con la normativa vigente, habiendo recibido terapia de rehabilitación, pero no pudiendo obtener un certificado de inocuidad por el etólogo tratante.
Además, según el artículo 57 de la ordenanza, los animales tuvieron que recibir la eutanasia a través de una inyección.
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“No podemos dar una certeza que un animal de cierta raza va a comportarse así o de esta forma, pero la idea es que las personas que tienen perros de diferentes razas es que se eduquen a través de sus veterinarios de preferencia para que les expliquen cómo es esa raza”, declaró Cedeño.
Johanna Anzules, de la fundación “Narices Frías”, cree que la decisión fue injusta y que no se hizo un proceso para poder rescatar a los animales. La activista manabita cree que quizás el hecho de cambiarse de casa (el dueño tenía 15 días de haberse cambiado al lugar donde fue mordido por sus perros), pudo generar algún tipo de estrés en las mascotas.
“No debieron tomar una decisión así a la ligera, debieron hacer un análisis más profundo, aquí ni siquiera hay un departamento de comportamiento de animales”, dijo Anzules (I).