Las tensiones entre Rusia y Ucrania tienen orígenes políticos y culturales, pero también un trasfondo económico. Ucrania perteneció a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (Urss) y en 1991 se convirtió en una república independiente. Sin embargo, los lazos culturales y sociales con Rusia son indisolubles, así como el sentido de propiedad que Moscú siempre ha tenido hacia Ucrania.
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La militarización rusa de la frontera con Ucrania parece anunciar vientos de guerra, esto debido a que Ucrania insiste en enfocar el radio de sus alianzas hacia Europa, y más concretamente bajo la sombra protectora de la OTAN, organización de la que Rusia es miembro.
“Rusia no puede impedir que Ucrania se acerque a la OTAN y no tiene derecho a opinar en las discusiones relevantes”, ha expresado el Ministerio de Relaciones Exteriores en Kiev, según una reseña de CNN.
Del lado ruso, no hay una posición cómoda cuando Estados Unidos se involucra en el asunto haciéndose solidario con el enfoque Ucraniano y brindando apoyo militar a ese país. “Son ustedes quienes deben darnos garantías, y deben hacerlo de inmediato, ahora mismo”, dijo Putin a finales de 2021. “¿Estamos desplegando misiles cerca de la frontera de EE.UU.? No, no lo estamos. Es Estados Unidos el que ha venido a nuestra casa con sus misiles y ya está parado en nuestra puerta”, sostuvo.
En dos platos, lo que el Kremlin exige es que Occidente garantice que Ucrania no se unirá a la OTAN, una alianza defensiva que agrupa a 30 países.
Conoce lo que Putin persigue en el conflicto con Ucrania
La situación geográfica de Ucrania es particular. Comparte frontera con la Unión Europea, con Rusia y aliados como Bielorrusia. En aras de labrarse un destino político diferente, depusieron a su presidente prorruso a principios de 2014, pero Rusia se anexó la península de Crimea, en el sur, reseñó BBC.
“Desde entonces, los rebeldes prorrusos han luchado contra el ejército ucraniano en un conflicto que se ha cobrado más de 14.000 vidas. Rusia se ha quejado de que los Acuerdo de Paz de Minsk, firmados en 2015, están lejos de cumplirse”, citó el medio.
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En este punto, Estados Unidos aparece en pleito ajeno porque sus intereses están en Ucrania, donde se mueve una economía muy activa y por ser la fuente de gas natural de buena parte del llamado viejo continente.
Mientras el presidente Biden advierte: “Creemos que atacarán la capital de Ucrania, Kiev, una ciudad de 2,8 millones de habitantes”, Moscú asegura: “No se va a producir ninguna invasión rusa”, aunque en caso de que eso suceda, Rusia ya tiene un poderío militar ubicado en la frontera, incluso se especula que el gobierno de Putin ha colocado explosivos en áreas separatistas para causar desestabilización.
El clamor de Rusia
“Para nosotros es absolutamente obligatorio asegurarnos de que Ucrania nunca, nunca, se convierta en miembro de la OTAN”, ha dicho el viceministro de Relaciones Exteriores, Sergei Ryabkov.
Para la óptica de Putin, lo sucedido en 1991 fue la “desintegración de la Rusia histórica” y se ha quejado del tratamiento “antirruso” de las políticas en Ucrania. Pero más allá de una solicitud al más alto nivel, Rusia incursiona en otro tipo de acciones como los ataques cibernéticos. En enero de este año se cayeron hasta 70 páginas webs y en febrero dos importantes bancos ucranianos recibieron un ataque.
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