Gilad Gil Pereg, el femicida de 39 años que mató a su madre y a su tía se hace llamar el “hombre gato” y no se cree humano. A cuatro días del comienzo del juicio por jurados al que será sometido en Mendoza, a cargo de a cargo del Tribunal Colegiado Número 1, pasa sus días en el hospital psiquiátrico y parece deshabitado; se mantiene aislado, anda desnudo, maúlla y hasta lanza arañazos.
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En la cárcel de San Felipe donde se encontraba recluido antes sin contacto con nadie, algunos presos quería matarlo porque no los dejaba dormir con sus maullidos y eran obligados por los guardias a limpiar la celda que Pereg ensuciaba con sus heces. Infobae tuvo acceso a imágenes exclusivas desde el hospital psiquiátrico.
Gilad Gill Pereg era un ingeniero electrónico que se radicó a la Argentina en 2007. Hasta entonces había vivido en su ciudad natal, Petaj Tikva, una aldea de agricultores.
Pereg dice que es un gato, que los humanos son criatura de dos patas y que el Ejército israelí le “explotó la cabeza”. Contó que estuvo deprimido en su cama hasta que se le apareció un chivo que le habló. Y luego conoció a un gato anciano de mil años al que llama Badjus y lo defiende de los ghoulies, según Pereg unos monstruos pequeños que se comunican por las cañerías cloacales de todo el mundo y emergen en los inodoros para matar.
El acusado llegó a decir que tenía relaciones sexuales con las gatas para crear una nueva raza. Decía que “las criaturas de dos patas” habían arruinado al mundo y por eso, en venganza, iba con sus gatos y gatas a pisar y orinar las tumbas del cementerio que está frente a su casa.
Su grado de delirio llegó al punto de pedirles a los jueces:
-Otra solución es mandarme al zoológico y ponerme en una jaula con todos mis gatos juntos. Son mis hijos. No puedo estar con personas. Sí en una jaula con 37 gatos. Quiero estar con ellos. O sino que me envíen otra vez a mi casa con mis hijos y pongan los policías que quieran para custodiarme. Pero ahora, en la celda, que ustedes llaman habitación y es una celda, miro la pared me explota la cabeza. No sé dónde están y pienso en ellos.