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¿Qué es lo primero que miran las mujeres en un hombre, según la ciencia?

Estudios internacionales coinciden en que, más allá del sentido del humor o la inteligencia, hay un rasgo físico que capta la atención femenina desde el primer momento.

¿Qué es lo primero que miran las mujeres en un hombre, según la ciencia?
¿Qué es lo primero que miran las mujeres en un hombre, según la ciencia?. Imagen referencial

Aunque cada persona tiene sus propias preferencias a la hora de elegir pareja, la ciencia ha identificado patrones comunes en la atracción física. Diversos estudios coinciden en que —más allá de la personalidad, el carisma o el sentido del humor— existe un rasgo corporal que genera un impacto inmediato: la forma de los hombros y el torso.

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De acuerdo con investigaciones recientes, las mujeres tienden a fijarse primero en la complexión física, especialmente en la proporción entre cintura y hombros, una característica que inconscientemente se asocia con fuerza, salud y capacidad de protección. Este tipo de silueta, según los especialistas, activa respuestas biológicas relacionadas con la atracción y la selección de pareja.

El rostro también importa: simetría y rasgos marcados

Un estudio de la Universidad de Saint Andrews (Escocia) y la Universidad de Durham (Inglaterra) concluyó que el rostro masculino ocupa el primer lugar en el ranking de interés femenino. Las mujeres se sienten más atraídas por rostros angulosos y simétricos, especialmente aquellos con mandíbulas pronunciadas y pómulos marcados.

Otra investigación de la Universidad de Abertay, publicada en la revista Nature Communications, refuerza esta teoría: los rasgos masculinos definidos —como una mandíbula fuerte o pómulos elevados— se relacionan con niveles más altos de testosterona y un sistema inmunológico más robusto, lo que biológicamente los vuelve más atractivos.


“El atractivo físico, aunque no es decisivo a largo plazo, sigue jugando un papel clave en el primer impacto”, señala el estudio.

Seriedad y misterio: el gesto que más atrae

La profesora Jessica Tracy, de la Universidad de British Columbia (EE. UU.), descubrió un patrón curioso en su investigación:los hombres considerados más atractivos no son necesariamente los que sonríen más, sino los que proyectan una expresión seria o reservada.

Según Tracy, ese tipo de actitud transmite seguridad, madurez y confianza, cualidades que el cerebro interpreta como deseables en el plano emocional y social.

La altura y las proporciones también influyen

Otro estudio, publicado por la Royal Society Open Science (Universidad de Cambridge), analizó las preferencias de 800 mujeres heterosexuales de entre 19 y 79 años.Los resultados mostraron que las mujeres se sienten más atraídas por hombres con piernas largas y buena proporción corporal, características que se asocian con equilibrio, salud y masculinidad.

Además, una investigación conjunta de la University of North Texas y la Rice University reveló que el 50 % de las mujeres prefiere salir con hombres más altos que ellas, vinculando la altura con dominancia y seguridad.

¿Y los hombres? Ellos se fijan en algo distinto

Mientras que las mujeres se enfocan más en la simetría facial, la complexión y la altura, los hombres priorizan un detalle emocional: la sonrisa. Así lo indica el mismo estudio de la profesora Jessica Tracy, quien concluyó que las mujeres que sonríen con frecuencia son percibidas como más atractivas, accesibles y confiables.

Por su parte, una investigación publicada en PloS One dividió los factores de atracción en tres categorías principales para ambos géneros:

  1. Estética: edad, atractivo y constitución física.
  2. Personalidad: empatía, confianza y conexión emocional.
  3. Recursos: inteligencia, educación e ingresos económicos.

Si bien la atracción humana no puede reducirse a una fórmula, la ciencia confirma que el primer impacto sigue guiado por la biología. Los hombros anchos, las proporciones armónicas y los rasgos definidos parecen seguir marcando la diferencia, aunque —como siempre— la conexión real va mucho más allá del físico.

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