Soñar con alguien que ya murió puede ser una experiencia tan intensa como desconcertante. A veces los sueños parecen tan reales que al despertar queda una sensación de consuelo, nostalgia o incluso angustia. Pero, ¿qué significa realmente cuando una persona fallecida aparece viva o nos habla en sueños?
PUBLICIDAD
Un proceso de sanación emocional
De acuerdo con expertos en interpretación de sueños, ver a una persona fallecida en sueños suele representar procesos internos de aceptación, recuerdo y transformación emocional.
Según explica Ian Wallace, psicólogo especializado en sueños y autor de varios libros sobre esta temática, “a medida que desciframos y entendemos nuestros sueños, seremos capaces de aprovecharlos y convertirlos en acciones sanas y positivas”.
[ ¿Soñaste con tu ex? Esto es lo que realmente significa según expertosOpens in new window ]
Wallace sostiene que los sueños no son mensajes sobrenaturales, sino manifestaciones simbólicas de nuestra mente inconsciente, que nos ayudan a procesar experiencias, vínculos y emociones no resueltas.
“Dado que todos somos seres humanos y compartimos muchos patrones de comportamiento, tendemos igualmente a crear patrones de sueño similares y a abordar los mismos temas en ellos”, indica el especialista en uno de sus libros más recientes.
Soñar con una persona fallecida: una transformación interior
El psicólogo también señala que soñar con un ser querido que ya partió implica que estamos experimentando “una transformación en nuestra percepción personal en la vida diaria”, especialmente si ese sueño se siente muy vívido o emocional.
“Tu encuentro con él suele indicar que estás tomando mayor conciencia de las cualidades que tenía esa persona, que comienzan a manifestarse en tus propios patrones de comportamiento”, explica Wallace.
PUBLICIDAD
En otras palabras, el sueño puede simbolizar que estamos integrando rasgos o enseñanzas de esa persona en nuestra vida actual.
Un mensaje del inconsciente, no del miedo
Los especialistas coinciden en que estos sueños no deben interpretarse como premoniciones ni señales negativas, sino como una forma de diálogo interior con la memoria y las emociones.
Aparecer vivo, hablar o abrazar a un fallecido no es un mal augurio, sino una oportunidad para reconciliarnos con el pasado y seguir adelante con más conciencia emocional.
En los sueños, a veces no son los muertos los que vuelven, sino las partes de nosotros que aún desean cerrar un ciclo.