La campaña Reflejarte, liderada por Valerie Yánez y Anahí Muñoz, estudiantes de la Universidad San Francisco de Quito, se consolidó como una propuesta de tesis comunicacional innovadora al visibilizar el Trastorno Dismórfico Corporal (TDC) en la preadolescencia, etapa crítica donde se forma la identidad, la autoestima y la percepción del cuerpo. Más allá de una acción informativa, Reflejarte se transformó en un movimiento que sigue generando impacto en aulas, familias y redes sociales, abriendo conversaciones necesarias y urgentes sobre salud mental.
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Durante su ejecución, la campaña intervino en seis instituciones educativas de Quito, llevando a cabo 10 talleres con más de 420 participantes entre estudiantes, padres y docentes. A través del arte, la conversación y el acompañamiento profesional, se generaron espacios seguros para hablar de imagen corporal, redes sociales y emociones, siempre desde un enfoque de empatía y contención. Por cada taller, se elaboró un video resumen que fue publicado en las redes oficiales, donde el contenido alcanzó a más de 5.900 cuentas, con casi 50.000 visualizaciones, consolidando una comunidad activa en Instagram, Tik Tok y WhatsApp a través del usuario en redes @reflejarte.tdc.
El evento de cierre, “Re-creo”, reunió a más de 60 personas en una experiencia vivencial que combinó charlas, danzaterapia y dinámicas creativas. La jornada incluyó la participación del psicólogo Alejandro Proaño y del artista Josué Yamberla, y fue posible gracias al respaldo de 10 marcas aliadas que aportaron premios, materiales y visibilidad. El compromiso del colegio Jesús de Nazareth con la causa permitió realizar allí el cierre de campaña y establecer vínculos sostenibles para continuar compartiendo el contenido con nuevas generaciones.
Otro logro no previsto fue el interés genuino de medios de comunicación como Radio HCJB, Radio Católica, Radio Ponte Once, Radio Municipal de Quito y el programa “En Familia” de Telesucesos, quienes no solo cubrieron la campaña, sino que solicitaron continuar difundiendo mensajes relacionados con el TDC y la prevención desde la infancia.
Reflejarte provocó un cambio real: transformó el silencio en palabras y la ignorancia en conciencia emocional. Hoy más docentes y familias reconocen la importancia de hablar con empatía sobre salud mental y de acompañar a niños y niñas que sienten presión sobre sus cuerpos. La campaña fue un punto de partida, no un final. Su mensaje sigue vivo cada vez que un preadolescente se atreve a mirarse al espejo y reconocerse con cariño.