Un reciente estudio del Pew Research Center, reveló un nuevo fenómeno que está en crecimiento: uno de cada cuatro adultos podría permanecer soltero para siempre.
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Este nuevo cambio social se ha dado por las nuevas prioridades y percepciones de la vida y del matrimonio. Ante eso, sugiere que para los jóvenes alcancen los 50 años, un cuarto de ellos no habrá pisado el altar.
La principal razón son las prioridades personas. Esto, porque hace décadas, el matrimonio y el tener hijos era considerado un hito fundamental, pero ahora, lo primero es el desarrollo profesional, educación y experiencias personales.
A esto también se suma una independencia económica, ya que con oportunidades laborales, especialmente para las mujeres, las personas ya no necesitan una pareja.
Este enfoque en la realización individual llevó a que aproximadamente el 25% de los adultos jóvenes se proyecten hacia los 50 años sin haber contraído matrimonio.
Malas experiencias en el amor:
Otro factor determinante que indica el estudio son las malas experiencias en relaciones pasadas. Quienes han tenido relaciones traumáticas, se vuelven más cautelosos a la hora de volver a comprometerse.
El estudio indica que el 50% de los solteros no está interesado en una relación romántica ni siquiera en tener citas, mientras que solo el 14% busca una relación seria.
Factores demográficos también influyen en esta tendencia. Las mujeres mayores de 40 años, por ejemplo, son significativamente más propensas a optar por la soltería que los hombres de la misma edad.
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Más del 70% de las mujeres encuestadas en este grupo expresó un desinterés total por el romance, en contraste con el 42% de los hombres. Asimismo, un 74% de los viudos y personas mayores que han perdido a sus parejas no están interesados en relaciones románticas, lo que puede deberse a experiencias pasadas o una mayor comodidad con la independencia.
Este estudio se centró en Estados Unidos, pero se ha evidenciado que la tendencia se observa a nivel mundial. En muchos países, las tasas de matrimonios están en declive. Este fenómeno refleja una transformación en las expectativas y valores de la sociedad moderna, donde la autonomía y la realización personal ganan terreno frente a las tradiciones de antaño.