Jesús es el mayor regalo que podemos recibir y volver a hacer presente su nacimiento su nacimiento nos permite experimentar la alegría de la Salvación manifestada en la fragilidad y en la pequeñez de un niño recién nacido. Dios manifiesta su confianza en la humanidad y nos da a su Hijo Único, para que todo el que crea en Él tenga vida eterna.
PUBLICIDAD
Durante cada día de la novena hemos interiorizado en un personaje que nos ha dado elementos claros para peregrinar de la mejor manera en este camino que conduce a Belén. Hoy detenemos nuestra mirada en el personaje más importante de este acontecimiento: Jesús.
Alegrémonos con todo cuanto hemos vivido en este tiempo de preparación e iniciemos diciendo: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Palabra de Dios
<b>Palabra de Dios</b>
<b>Lc 2, 4-7</b>
<b>José, perteneciente a la casa y familia de David, se dirigió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, llamada Belén, para empadronarse, juntamente con María, su esposa, que estaba encinta. Mientras estaban ahí, le llegó a María el tiempo de dar a luz y tuvo a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no hubo lugar para ellos en la posada.</b>
<b>Palabra del Señor</b>
Reflexión
El texto que se propone para este último día de la Novena, finaliza diciendo que María “envolvió al niño en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no hubo lugar para ellos en la posada”. Jesús siendo el Salvador de la humanidad no tiene un lugar donde pasar la noche y lo hace en una cueva de animales. Él, que es la “Luz del mundo”, estuvo envuelto en pañales y recostado en un pesebre en la oscuridad de aquella noche donde no hubo lugar para ellos en la posada.
Y este mismo Jesús, es quien viene a concedernos la libertad, una libertad que hemos obtenido por ser hijos de Dios y es el llamado para sentirnos reflejados en los miles de rostros de nuestros hermanos que nos rodean.
Navidad es recordar que somos creados a imagen y semejanza de Dios (cfr. Gn. 1, 26) y que en su Hijo nos alienta a luchar por la dignidad, el respeto y la libertad de todos quienes habitamos en la gran Casa Común. Entonces nace el ideal para los jóvenes y para todas las personas, nos convertimos así en constructores de la Civilización del Amor, un proyecto utópico pero alcanzable si aprendemos a reconocer la presencia viva y actuante del “Dios con nosotros”
Estamos llamados a ser influencers de la “globalización de la hermandad”, que valora la vida comunitaria, y que nace de la experiencia originada en Belén con el nacimiento de nuestro Salvador. Que nos acompañe siempre la certeza del amor de Dios que nos hace hermanos y no esclavos.
¡Feliz Navidad y un Próspero y Venturoso Año Nuevo!
— Valeria González, PASTORAL JUVENIL DE CUENCA (2022)
Peticiones
Con la alegría del nacimiento de Jesús, nos unimos para presentar nuestras súplicas confiadas al Señor que se hace uno de nosotros y nos da la Salvación, digamos: Señor Jesús, ven a nuestro corazón.
- Por la Iglesia que somos todos, para que podamos ser testimonio de la alegría de la Salvación y testimoniemos con nuestra vida que no somos esclavos sino hermanos. OREMOS.
- Para que tomemos mayor consciencia de la responsabilidad ciudadana que tenemos y con nuestras actitudes podamos contrarrestar la corrupción que tanto daño le hace a nuestra sociedad. OREMOS
- Por todas los jóvenes que se han refugiado en la tecnología y se han aislado de su familia y de su entorno, para que la celebración de la Navidad sea un motivo de unión y fraternidad que les permita recuperar este vínculo. OREMOS.
- Por nosotros que hemos participado del rezo de la Novena de Navidad, para que todo cuanto reflexionamos y meditamos durante estos días, sea una oportunidad para fortalecer nuestra fe y nuestro compromiso cristiano. OREMOS. (Se pueden añadir algunas peticiones)
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
Bendición
Que la alegría del nacimiento de Jesús sea la mejor oportunidad para fortalecer nuestra fe y podamos respaldar con nuestro testimonio todo cuanto hemos interiorizado. Finalicemos diciendo: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.