Fracasar forma parte del día a día y “se pierde muchísimo más de lo que se gana, tanto en el deporte como en la vida misma”, así lo resaltó en varias ocasiones ante los medios de comunicaciones, Pep Guardiola, actual entrenador del Manchester City de Inglaterra y quién es considerado por la crítica como el mejor técnico de fútbol hasta ahora en el siglo XXI.
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Fracasos que terminaron en éxitos
Hay un sinfín de ejemplo que comenzaron como fracaso y terminaron impactando en la historia. J. K. Rowling, autora de Harry Potter, sufrió el rechazo de su manuscrito en 12 editoriales diferentes hasta que logró que su libro saliera a la luz. En el proceso en el que nadie se interesaba por su trabajo, la autora asegura haber aprendido mucho.
Lionel Messi es otro ejemplo, deportista considerado por muchos como el mejor futbolista de la historia y que en su comienzo, fue rechazado en varios clubes argentinos por carecer de tamaño y fuerza, situación que replanteó a su papá trasladarlo a la ciudad de Barcelona, lugar dónde comenzó una seguidilla de éxitos deportivos y personales que hasta los momentos sigue cosechando frutos luego de más de 20 años.
El fracaso es necesario
Aunque cueste creerlo, fracasar muchas veces es necesario para fortalecer el desarrollo personal y de aprendizaje. Laura Fuster, psicóloga general sanitaria y clínica de Valencia, España, resalta que los seres humanos “desarrollamos habilidades y aprendizajes después de un número determinado de intentos que nunca sabemos muy bien cuántos son, y si negamos el error o el fracaso no podremos probar cosas nuevas y aprender”,
Por su lado, la psicóloga española experta en infanto-juvenil Patricia Fernández indicó que el aprendizaje se basa en un continuo ensayo y error: “Ese error, podemos llamarlo también fracaso. Errar nos hace humanos y fracasar nos ayuda a generar mayor tolerancia ante las adversidades, potencia nuestra capacidad de resiliencia y nos motiva a la acción activando diferentes estrategias o mecanismos a los anteriormente usados”.
5 claves de la frustración
1. Tolerancia a la frustración: El hecho de cometer errores hace que cada vez los veamos como algo natural. Podemos vivir el fracaso como una parte de la vida y no con amargura o frustración.
2. Rebajar el perfeccionismo: Fracasar de vez en cuando nos puede hacer ver que no necesitamos hacer las cosas perfectas y rebajar el grado de nuestra exigencia.
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3. Eliminar el miedo al fracaso: Muchas personas no intentan hacer algo por si les sale mal y, de este modo, nunca desarrollan dicha habilidad, pero, si cometemos pequeños errores, veremos que un fracaso no es tan grave y que, muchas veces, se trata de intentarlo y disfrutar del período del aprendizaje más que del resultado en sí, según la psicóloga española.
4. Desarrollar habilidades: Según Fuster, fracasar nos permite intentar una y otra vez conseguir dominar una actividad e incluirla en nuestro aprendizaje y desarrollo como persona.
5. Subir la autoestima: Dado que fracasar nos acerca al aprendizaje, también desarrolla nuestras habilidades y el valor que percibimos en nosotros mismos.