El pasado fin de semana un acción tomada por el representante masculino de halterofilia Avi Silverberg desató una polémica nacional (Canadá) y, casi, mundial. El entrenador del Team Canada Powerlifting optó por apuntarse en una categoría y así romper el récord que ostentaba una levantadora trans.
PUBLICIDAD
El único objetivo de identificarse como mujer, para esta competencia, fue el dejar en ridículo las políticas de género que tiene este país.
El levantador llegó a levantar 167,5 kilos en su mayor intento y de esta manera superó la mejor marca que, hasta el momento, se registraba en la categoría femenina; unos 125 kilos que llegó a levantar anteriormente la atleta trans Anne Andres.
Como si no le hubiese bastado a Avi el romper el récord, este levantador de pesos llevó a acabo su cometido en frente a la competidora trans. Según él, con esta actitud puso en evidencia que las leyes de género son injustas ya que pudo participar sin identificarse ni siquiera como mujer o presentar una prueba que avale ello.
Por su parte Anne Andres, quien se quedó sin el récord, se mostró enfadada y tildó a Avi como “un cobarde e intolerante”.
Justificación de Silverberg
Avi señala de forma evidente que las políticas que permiten el acceso de los hombres a los deportes femeninos eliminan por completo cualquier integridad en las competiciones femeninas. “No importa cómo se exprese o se perciba Avi. Está claro que él no pertenece al deporte femenino, y tampoco cualquier otro varón, independientemente de su motivación para querer participar”, indicó el Consejo Independiente del Deporte Femenino, ICONS.