Es cierto que, en algún momento del día o semana, las personas necesitamos desconectar un poco de la realidad familiar y laboral, sobre todo, aquello que son padres de niños muy chicos. Es normal atravesar dichas etapas y por eso muchas veces se anhelan momentos de soledad, sin embargo, distintos psicólogos advierten sobre los riesgos a futuro por querer pasar tanto tiempo solo.
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Distintos estudios nos alertan que con el transcurrir de la vida cuando se llega al proceso de la vejez, muchas personas se sienten más solos que nunca debido a varias razones. La principal es que, al crecer los hijos, cada quien hace su núcleo familiar y muchos de ellos de manera lamentable no toman en consideración principal a sus padres.
Otra razón es que, al querer estar aislados en momentos determinados de la adultez, se pierde la relación y fortalecimiento de amistades y familiar lo que conlleva a una soledad personal cuando se llega a la tercera edad, situación que hace inevitable la presencia de distintas etapas depresivas, así o reflejó una encuesta en los Estados Unidos realizada durante 10 años con respecto al uso del tiempo.
Interacción social
La advertencia radica por que cada persona, aunque necesite un momento de soledad, no debería aislarse por completo de la sociedad y ambiente que lo rodea, por eso, se recomienda una adecuada interacción social para combatir distintas afecciones físicas y psicológicas, como pueden llegar a ser la demencia, mal estado físico y menor funcionamiento cognitivo.
Los expertos comparan los daños corporales y mentales de la soledad con respecto al consumo de un aproximado de 15 cigarrillos por día, ya que el sentirse solo podría aumentar en un 30% la posibilidad de sufrir un ACV o un ataque al corazón y en un 60% de desarrollar demencia, así lo advierte el Dr. David Robinson, geriatra consultor del Hospital St James en Dublín, Irlanda.
No solo es un problema de la vejez
La soledad es más obvia en el envejecimiento, pero las personas pueden tener dificultades para reconocerlo en otros momentos de sus vidas. Esto se pudo determinar a raíz de la violenta soledad impuesta por la pandemia COVID – 19 a raíz del aislamiento social impuesto por autoridades sanitarias y gubernamentales para evitar la propagación del virus.
Roger O’Sullivan, profesor y director de Investigación y Desarrollo del Envejecimiento en el Instituto de Salud Pública opina que “la pandemia ayudó a disipar el mito de que la soledad es el problema de una persona mayor y desafió la visión estereotipada de quién puede sentirse solo. También destacó el valor de nuestras conexiones sociales y emocionales para nuestro bienestar e identidad en general”.