Hay una pregunta que se ha hecho la sociedad durante años y que autores, artistas y expertos han intentado resolver: ¿un clavo saca a otro clavo? Esta disyuntiva siempre aparece cuando queremos iniciar un romance con un hombre que acaba de salir de una relación.
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Muchas veces nos embarcamos en esa clase de misiones imposibles con mucha fe, pero la resolución es la misma: somos las que usualmente salimos perdiendo, con las expectativas destrozadas y la invertención de las amigas.
No está mal arriesgarnos en el apartado romántico, pero hay que entender que nos estamos exponiendo a un problema más grande y que un principio del amor propio es cuidarnos emocionalmente. Prevenir siempre es mejor que recoger los pedazos de corazón roto.
Cuando salimos con un hombre que acaba de salir una relación, es probable que no haya olvidado a su ex y que en cualquier momento decida pedirle una nueva oportunidad, todavía esté lastrando con el dolor o solo te use para darle celos a la otra persona.
No nos merecemos ser el segundo plato de alguien que no está listo para darnos su atención, amor, entrega y compromiso al 100%. ¿Para qué apurar los procesos de sanación, cuando podemos tocar la puerta en otro momento o en otras opciones?
De lo contrario, le estarás privando de ese espacio para aprender sobre los errores del romance fallido, poner en orden sus sentimientos y convertirse en una mejor persona. En algunos casos, solo podrías llegar a ser una distracción, pero el dolor nunca se cura con placer.
“Son relaciones de paso. Están destinadas a acabar mal, porque uno de sus miembros no ha elaborado el duelo de la ruptura anterior. Ni sirven para olvidar al ex, ni suelen funcionar”.
— Mariela Michelena, psicoanalista, para La Vanguardia.
Sin embargo, los especialistas coinciden en que no está mal ser amigos con derechos. En este caso, es fundamental que no te hagas ilusiones y haya una comunicación clara entre ambos. Si aparecen los sentimientos, es mejor huir. Recuerda que a veces un clavo no saca al otro, solo lo hunde más.