Vivir con plena consciencia, aceptarse, asumir responsabilidades, cultivar la autenticidad, le benevolencia y la integridad… Es necesario un esfuerzo para vivir así, pero merece la pena. La recompensa recae directamente sobre nosotros mismos y también sobre los demás, porque las emociones son contagiosas.
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Con una buena autoestima estamos mejor preparados para afrontar las adversidades, somos más flexibles, tolerantes y creativos.
Además, tratamos a los demás con más respeto y benevolencia, no estamos en guerra con nosotros ni con los demás y tenemos más alegría y menos angustia.
Efectos de la persona con autoestima en los otros
De acuerdo a la publicación, Salud Vital, “las personas con un buen nivel de autoestima son tranquilas, enérgicas, decididas, abiertas, expresivas, seguras, independientes, positivas, asertivas, sociales y cooperativas. Tienden a estar inmersas en tareas de autodesarrollo personal y procuran elevar la autoestima de los que se encuentran en su entorno”.
Cuando estamos con una persona con buena autoestima nos sentimos más cómodos y seguros, ya que estas personas no intimidan ni pretenden hacerse con el control de las situaciones; nos hacen sentir más valorados, pues tienden a mostrar sus afectos por los triunfos de los demás; y lograr estimular a los de su entorno porque su presencia despierta lo mejor de cada uno.
La autoestima tienes esos efectos en el exterior, ya que las emociones son contagiosas, la emoción que se contagia es la más potente, la más intensa, independientemente de si es positiva o negativa. Por tanto, somos responsables de lo que contagiamos a nuestro alrededor y de los que nos dejamos contagiar.
Conclusiones:
- Las personas con buena autoestima tienen mejor calidad de vida.
- Su actitud ante la vida hace que su compañía sea grata.
- Colaboran en que los demás expresen lo mejor de sí mismos.
- Las emociones se contagian, sean positivas o negativas.