El síndrome de la mala madre es el sentimiento de culpa que interiorizan las mamás cuando desempeñan otros roles como ir a trabajar, viajar o sacar un espacio para sus pasatiempos.
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Esta culpa empieza cuando son juzgadas por sus familias, otras mujeres, hombres y la sociedad en general por el tiempo que le dedican a sus hijas e hijas y cómo les educan. De hecho, según un informe de la Universidad de Michigan, 6 de cada 10 madres de infantes entre 0 y 5 años declararon haber sido criticadas por sus habilidades de crianza.
Este síndrome no solo afecta la autoestima y la confianza de las madres, sino que también las impacta al momento de tener independencia económica, desarrollo personal y crecimiento profesional.
De acuerdo con la Cepal, el coronavirus generó un retroceso de más de una década en los niveles de participación laboral de las mujeres en la región. Esto se debe en muchos casos a que las mujeres se vieron forzadas a dejar sus trabajos para concentrarse en las labores de la casa y crianza.
“En este Mes de la Madre, desde Avon y su Fundación para las Mujeres queremos generar conciencia sobre los señalamientos que se hacen a las mujeres que deciden trabajar y ser madres. Desafortunadamente aun hoy existen creencias y comportamientos que señalan a la mujer, la presionan, acrecentando la desigualdad de género especialmente cuando se trata de crianza y labores del hogar. ¿Se puede trabajar y ser una buena mamá? Sí, se puede ser ambas, estos roles no son excluyentes. Sacrificarse, dejarse de últimas, ha lesionado la autoestima e incluso ha anulado laboralmente a las mujeres. La invitación hoy es a las labores compartidas con la pareja y red de apoyo tanto de la crianza como del hogar para nivelar las cargas. Es un llamado a ser mejores seres humanos”, explica Paola Rueda López, presidenta honoraria de la Fundación Avon para las Mujeres.
Para ayudar a mejorar este síndrome, las empresas también juegan un papel clave. Avon es una organización que avala y promueve la participación femenina en el ámbito laboral y posiciones de liderazgo.
La compañía está compuesta en su mayoría por mujeres, desde el centro de innovación -donde casi el 70% de sus científicos son del género femenino- hasta los países donde opera. En Ecuador, por ejemplo, el 53% de la organización la integran mujeres y tienen paridad porcentual en el comité gerencial compuesto en un 50% por mujeres y 50% por hombres.
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Esta alta participación femenina la han alcanzado fomentando mujeres 360 que promueve el no tener que renunciar a ninguno de sus roles para cumplir con otros gracias a un equilibrio entre todos éstos. Entonces las mujeres pueden ser al mismo tiempo emprendedoras, empresarias, madres, hijas, hermanas, compañeras y esposas.
Para lograrlo, tienen entre muchas políticas empresariales, el pay equity con enfoque en género para que no existan techos de cristal ni desequilibrios. Asimismo, redes de apoyo entre madres para generar espacios de discusión y colaboración que ayuden a dejar las culpas.
“Para nosotros es muy importante crear acciones encaminadas a que las mujeres se sientan empoderas y seguras de ser quienes son sin los prejuicios que dictamina la sociedad. Como madre el mejor consejo que recibí iniciando mi carrera fue: no puedo estar en todos los momentos de mi familia y no puedo estar en todos los momentos del negocio. Esto me ayudó a entender que esa autocrítica que me estaba haciendo tenía que parar y logré darle prioridad a los momentos viendo dónde era indispensable mi presencia.” comenta María Adelaida Saldarriaga, gerente general del Clúster Andino para Avon.