La distinguida Universidad de Oxford, en Inglaterra, de la mano de su autora y profesora Gweanaelle Douaud, más varios científicos británicos, comprobaron que el coronavirus puede provocar una significativa pérdida de materia gris cortical del cerebro, equivalente a diez años de envejecimiento.
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También se determinó que se puede generar pérdidas aceleradas en las regiones relacionadas con el sentido del olfato, así como una pequeña disminución en el volumen general del cerebro. Haber tenido COVID-19 leve también se asocia con un déficit de la función cognitiva.
Pruebas
El BioBank del Reino Unido proporcionó escáneres cerebrales previos a la pandemia de 785 personas que se utilizaron como referencia para el tamaño y la estructura normales en relación con cada participante. Aproximadamente tres años después, en mayo de 2021, la misma población de participantes regresó para realizarse nuevos escáneres cerebrales. De la cohorte total, 401 personas se infectaron con covid entre escaneos y el resto sirvió como control.
Entre el primer y el segundo escáner cerebral, las personas previamente infectadas con covid experimentaron una reducción del 0,7% en la materia gris cortical general en comparación con el grupo de control. Para poner eso en perspectiva, las personas de mediana edad y mayores solo pierden entre el 0,2% y el 0,3% del volumen cerebral por año.
“Lo más sorprendente es que las personas que no experimentaron síntomas o solo síntomas leves mostraron cambios específicamente significativos, pero el daño cortical parece ocurrir independientemente de la gravedad de la enfermedad, la edad o el sexo”, agregó la profesora Douaud.
Pérdida de olfato
Una de las características clínicas más comunes del Coronavirus es le pérdida corta y muchas veces prolongada del sentido del olfato. Estudios recientes sostienen que el 86% de las personas puede experimentar una pérdida parcial o total del olfato y un porcentaje más pequeño también desarrollan complicaciones neurológicas adicionales, que incluyen confusión mental, fatiga, deterioro de la función cognitiva y encefalografía, caracterizada por deficiencias en la estructura y función del cerebro.
“Debemos tener en cuenta que el cerebro es realmente plástico, con eso queremos decir que puede curarse a sí mismo, por lo que hay una muy buena posibilidad de que, con el tiempo, los efectos nocivos de la infección disminuyan”, concluyó Gweanaelle Douaud, en la Universidad de Oxford.