¿Habías pensado en lamer una pantalla de TV y sentir un sabor de lo que se está transmitiendo? Científicos de una universidad en Japón lo han logrado. El curioso dispositivo ya se encuentra en su fase de prototipo y fue dado literalmente a probar a personas que hicieron las primeras reseñas de este aparato.
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¿Es higiénico? ¿De donde viene el sabor? ¿Para qué va a servir? ¿Cuánto va a costar? Son muchas preguntas que los mismos responsables de esta revolucionaria idea contestaron en la presentación del Taste the TV, como llamaron a este dispositivo o simplemente por sus siglas TTTV.
En primer lugar, de acuerdo con la información que publica Slash Gear, este invento es obra del profesor Homei Miyashita, titular de la Universidad Meiji de Tokio, en Japón. La idea tenía mucho tiempo en la cabeza del académico, pero desde hace un año empezó a trabajar en ella, en la fabricación del prototipo que hoy presenta.
El medio citado explica que el profesor acudió a 30 estudiantes de la misma universidad, Para que probaran la pantalla. Fue como darles un tenedor a cada uno para que fueran testeando el dispositivo, como si estuviesen en la cocina de un restaurante, probando una nueva receta.
El profesor Miyashita indica que su producto es higiénico ya que la pantalla viene con un mecanismo que va sustituyendo las láminas que se posan frente a la pantalla, hechas de un plástico fino que contiene el sabor que el degustador vaya a elegir.
¿Y el sabor?
La pantalla no viene sola. Está instalada en un equipo que tiene recipientes donde se guardan los imitadores de los 10 sabores con los que hicieron el prototipo de Taste the TV.
Entonces, cuando el usuario selecciona, el mecanismo tira las esencias en la fina lámina que se posa frente a la pantalla. Una de estas películas o láminas por cliente debería ser lo ideal, para mantener la higiene.
Los que se preguntan para que sirve este aparato, el mismo inventor dice que “el objetivo es hacer posible que las personas tengan la experiencia de comer en un restaurante al otro lado del mundo, incluso mientras se quedan en casa”.
El científico destaca que también podría ser útil para juegos de degustación o para instalarlos en las entradas de los restaurantes y que los comensales prueben un plato antes de realizar su elección.
El profesor Miyashita estima que fabricar una versión comercial de este aparato cuesta unos USD $ 875. A partir de este mismo precio se podría comenzar a pensar en un costo de venta.
Disfruta del video que publica el laboratorio de la universidad.