Si tomas no manejes, no fumes en lugares cerrados, vacúnate como responsabilidad social. Estas premisas pueden tener contextos distintos, pero una misma finalidad, la salud comunitaria, indica el doctor Germán Guerrero.
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Explica que las recomendaciones hechas por expertos están basadas en evidencia, lo que significa un sinfín de esfuerzos detrás para precautelar el bienestar social, existen científicos trabajando diariamente para fortalecer la innovación tecnológica en manejo, tratamiento y también prevención de enfermedades.
Sobre la variante Ómicron
Hay nuevas noticias sobre la COVID-19, y es que el coronavirus hoy nos presenta a su nueva variante, Ómicron (B.1.1.529); detectada en Sudáfrica el 11 de noviembre de 2021, obligando a las autoridades sanitarias a tomar medidas inmediatas y fortalecer las ya existentes.
Tocamos este tema porque justamente la vacunación viene a formar parte de estas estrategias e innovaciones, no es reciente el uso de vacunas y su historia es la muestra de su eficacia. Hace 40 años se declaró a nivel mundial la erradicación de la viruela, enfermedad causante de millones de vidas perdidas y que 200 años después de haber descubierto su vacuna, al fin había sido derrotada. Son otros tiempos, existen mejores herramientas, el personal de salud está más capacitado, pero nos enfrentamos a un problema aún más grande que cualquier virus… la desinformación.
Las opiniones son una muestra de la libertad del ser humano, pero esta libertad debe estar ligada a la responsabilidad de quien la emite, y cuando afectan directamente al bienestar común deben ser detenidas. No me malinterpreten, no me refiero a una forma agresiva o tajante de hacerlo, sino a convertirnos en su antítesis, informando y difundiendo ciencia, logrando que se divulgue lo que con tanto esfuerzo se ha conseguido y que la confianza en quienes nos jugamos la vida a diario protegiendo a la población en general sea el pilar de esta difusión de conocimiento.
Un acto de voluntad puede tener repercusiones jurídicas, hoy en día existen muchos ejemplos de situaciones permitidas tiempo atrás y que hoy no son bien vistas, están prohibidas y entendemos que se pusieron límites por las repercusiones que estas generaban. Es frecuente escuchar que hace 30 años los profesores universitarios fumaban en las aulas mientras dictaban clases, así como el no utilizar cinturón de seguridad hasta que hubo normativas que lo dictaminaban, también es importante recordar que en la actualidad es considerada un acto ilícito.
Cuando analizamos el fondo de estas recomendaciones entendemos que el fin de las mismas no es coartar la libertad ciudadana, sino de protegerles y cuidar también a su entorno, de la misma forma podemos involucrar a la vacunación; habrá muchos quienes cuestionen estas palabras refiriéndose a la voluntad del individuo el ser inmunizado o no, pero vale la pena recordar que cuando el accionar individual afecta a terceros debemos tomar acciones.
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El compromiso debe ser generalizado, aunque debemos exigir al gobierno continuar con el proceso de vacunación, necesitamos también la voluntad de la población, llevando a sus niños a vacunarse y acudiendo a hacerlo quienes aún no han recibido ninguna dosis. Por lo que considerar regular el proceso de vacunación, exigir carnés para realizar actividades en sitios cerrados, acudir a eventos públicos e incluso en casos de repuntes limitar la movilización de quienes puedan representar un riesgo no es una exageración.
Nuestras decisiones tienen consecuencias y a nivel sanitario estas podrían significar salvar vidas. Frente a Ómicron, Alpha, Beta, Delta y las distintas variantes del SARS-CoV2 solo podemos insistir en el equipo ideal repetido hasta el cansancio: uso de mascarilla, distanciamiento social, lavado constante de manos, diagnóstico temprano, tratamiento oportuno y el jugador estrella VACUNACIÓN.