La frecuencia con la que una pareja mantiene relaciones sexuales suele generar dudas, comparaciones y hasta preocupaciones.
Sin embargo, la ciencia coincide en un punto clave: no existe una cantidad “normal” que aplique para todas las relaciones, dice International Society for Sexual Medicine.
La vida sexual es tan diversa como las personas y los vínculos que la conforman.
Especialistas en salud sexual señalan que la regularidad de los encuentros íntimos puede variar ampliamente entre parejas, siempre que exista consentimiento, bienestar y satisfacción mutua.

¿Con qué frecuencia tienen sexo las parejas?
Estudios realizados en adultos jóvenes y de mediana edad muestran que una parte importante de las personas con pareja estable reporta actividad sexual semanal.
Datos recopilados en 2020 muestran que, entre adultos de 18 a 44 años con pareja estable, una proporción relevante reportó actividad sexual semanal.
En hombres heterosexuales, los porcentajes oscilaron entre 50.8% y 55.8%, mientras que en mujeres heterosexuales estuvieron entre 52.6% y 57.2%.
En el caso de personas gay, lesbianas o bisexuales, los rangos variaron del 32.8% al 53.7% en hombres y del 44.7% al 59.2% en mujeres.
Entre parejas casadas, las cifras también reflejan una alta frecuencia. Registros de 2016 a 2018 indican que 57.7% de los hombres y 60.9% de las mujeres tuvieron relaciones sexuales de forma semanal o con mayor regularidad.
En contraste, solo 1.7% de los hombres y 1.3% de las mujeres afirmaron no haber tenido actividad sexual, mientras que una parte importante se ubicó en el rango de 1 a 3 veces al mes.
Factores que influyen en la frecuencia sexual
La cantidad de relaciones sexuales no es estática y puede cambiar a lo largo del tiempo. Entre los principales factores que influyen se encuentran:
- La salud física y mental, ya que ciertas enfermedades, tratamientos médicos o el consumo de algunos fármacos pueden afectar el deseo sexual.
- Los cambios hormonales, asociados a etapas como el embarazo, la menopausia o variaciones en los niveles hormonales.
- La edad, debido a transformaciones biológicas y energéticas propias del paso del tiempo.
- La dinámica de la relación, donde la comunicación, la rutina y la duración del vínculo juegan un rol clave.
- El estrés y las responsabilidades diarias, como el trabajo o la carga familiar.
Incluso eventos externos pueden modificar la vida íntima. Durante situaciones de crisis global, como la pandemia, algunas parejas reportaron una disminución en su actividad sexual, mientras que otras experimentaron un aumento al pasar más tiempo juntas.
¿Tener más sexo significa mayor bienestar?
La evidencia científica ha encontrado una relación entre la actividad sexual regular y ciertos beneficios para la salud, como la reducción del estrés, mejoras en el estado de ánimo y una mayor sensación de bienestar general.
También se ha vinculado con una mejor percepción de la relación de pareja.
No obstante, algunos estudios advierten que la calidad de la vida sexual puede ser más relevante que la cantidad. Para ciertas personas, no satisfacer sus necesidades íntimas puede generar frustración emocional, mientras que para otras la frecuencia no tiene un impacto directo en su bienestar.
Lo más importante: el acuerdo en pareja
Más allá de los números y promedios, los expertos coinciden en que una vida sexual saludable se construye a partir de la comunicación, el respeto y el acuerdo mutuo.
Cada pareja define su propio ritmo, y mientras ambas partes se sientan cómodas y satisfechas, no hay una frecuencia correcta o incorrecta.

