El universo tiene fecha de caducidad. Así lo afirman científicos de la Universidad de Radboud, quienes aseguran que el final llegaría dentro de un trillón de años (un uno seguido de 78 ceros), mucho antes de lo que se estimaba previamente.
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La teoría se basa en la radiación de Hawking, un fenómeno que se da en los bordes de los agujeros negros. Allí, pares de partícula-antipartícula surgen espontáneamente. Cuando una de ellas cae al agujero negro y la otra escapa, se produce una pérdida de masa. Es decir, los agujeros negros “adelgazan” con el tiempo hasta desaparecer.
El nuevo estudio plantea que este efecto también podría afectar a objetos masivos que no llegan a convertirse en agujeros negros, como ciertas estrellas. Todo dependería de la curvatura del espacio-tiempo: si es lo suficientemente intensa, podría generarse radiación de forma similar, acelerando el “adelgazamiento” cósmico.
El escenario más aceptado sobre el final del universo sostiene que este se expandirá y enfriará eternamente. La radiación de Hawking empujaría aún más rápido este destino, dejando un universo cada vez más frío, oscuro y vacío.
Las estimaciones anteriores sugerían que el final llegaría en un uno seguido de 1.100 ceros, por lo que la nueva cifra acorta drásticamente el tiempo. No obstante, los científicos aclaran: “Afortunadamente, aún faltan muchos años”.