Imaginemos que, durante seis años, te paguen un sueldo sin tener que pisar la oficina. Para muchos, esta idea es un sueño imposible. Sin embargo, para Joaquín García, un ingeniero español, este sueño se convirtió en una realidad gracias a un insólito fallo administrativo que le permitió cobrar su salario sin realizar ninguna tarea. Su historia, que saltó a los titulares de medios nacionales e internacionales, destapó un gravísimo problema de comunicación en la administración pública.
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La historia de Joaquín García comienza en 1990, cuando comenzó a trabajar en el Ayuntamiento de Cádiz como funcionario. Con una amplia experiencia laboral en el extranjero, incluyendo trabajos en Argelia y Venezuela con la empresa Dragados, fue ascendido rápidamente. En 1996, asumió el cargo de director técnico en Aguas de Cádiz, una empresa pública encargada de gestionar los servicios de agua de la ciudad. Lo que parecía ser una carrera consolidada en el sector público acabó convirtiéndose en el epicentro de un curioso e inquietante caso de abandono laboral.
La historia del “funcionario fantasma” salió a la luz en 2010, cuando el entonces teniente de alcalde, Jorge Blas Fernández, decidió hacer un seguimiento a García después de que este desapareciera de la memoria administrativa. Fernández había pensado que García se había jubilado o, peor aún, había fallecido, ya que no había tenido noticias suyas en más de una década. Decidió investigar y descubrió que, a pesar de su ausencia, Joaquín García seguía cobrando puntualmente su salario, lo que hizo saltar las alarmas.
Al comunicarse con la gerencia de Aguas de Cádiz, descubrió que, aunque se le había asignado un despacho en la empresa pública, no había cumplido con sus funciones en años. Nadie en la entidad parecía saber nada de él. Decidió llamarlo directamente y García le respondió que estaba de “días de asuntos propios”, pero no supo dar explicaciones claras sobre su paradero o actividades anteriores.
El caso de García alcanzó su punto álgido cuando, a punto de recibir una placa por sus 20 años de servicio, la administración municipal se dio cuenta de que el funcionario no solo no había trabajado, sino que llevaba más de seis años completamente ausente. Ante esta revelación, el Ayuntamiento de Cádiz inició un expediente disciplinario por absentismo laboral, que resultó en una sentencia judicial que obligaba a Joaquín García a pagar una multa de 26.920,93 euros como compensación por su comportamiento.
Lo que inicialmente parecía una historia insólita de picaresca española pronto adquirió una magnitud internacional. Medios como The Times y Politico se hicieron eco de la situación, reflejando el escándalo y la incredulidad ante un caso tan extraño en el sector público. La historia de Joaquín García no solo reveló un serio problema de gestión interna en Aguas de Cádiz, sino también un fallo administrativo que permitió que un funcionario cobrara sin trabajar durante tantos años.