“El juego de Ser Perfecto” es una obra unipersonal teatral, basada en la vida del actor ecuatoriano Roberto Manrique, en la que explora sus vivencias y “sus demonios”. Estrenará el 12 de septiembre y estará en el Teatro del CCI hasta el 29 de este mes.
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Manrique indica que esta obra fue escrita por él, ya que hace un año experimentó la necesidad de crear y dar empuje a sus proyectos personales.
¿Cómo decides llevar tus vivencias al teatro y compartirlas con el público?
Hace un año tuve la necesidad o la urgencia de crear. De ahí para acá, he escrito relatos sueltos de mi vida, sin saber a dónde me iba a llevar ni cuál sería el enfoque. En junio de ese año, me pregunté por qué estaba aplazando este proyecto.
Tenía reservado El Teatro del CCI para septiembre, para presentar otro monólogo, pero decidí que la obra que quería presentar es la mía. Eso sirvió para obligarme a escribir la dramaturgia y empezar ensayos. A contra reloj, montamos la obra y ha sido un camino maravilloso y especial. Contra todo pronóstico, aquí estamos a tiempo, casi listos para estrenar.
¿Cómo ha sido este proceso creativo?
El tiempo ha sido clave. Este año tomé la decisión de replantear la manera en que me aproximo a mi carrera y cuáles deben ser mis prioridades. Normalmente yo estaba listo y disponible para “el llamado de la industria”, y hacía proyectos como “Juntos por la Tierra”, pero en función de siempre estar atento. Este año decidí priorizar mis propuestas, mis planes, mis viajes, hacer cosas que me emocionen. Ahora tengo un proyecto personal, que puede que no sea Hollywood o Netflix, pero este momento es mi enfoque.
A los 45 años te empiezas a dar cuenta de las prioridades de la vida y esos regalos llegan con los años. Difícilmente tienes a los 20 años esa claridad. Yo tampoco lo tuve los 30. Ahora es cuando me doy cuenta hasta qué punto puedo decir no y hasta qué punto puedo arriesgarme.
Me siento como aquel que siempre ha tenido su trabajo, y ahora le apuesta con todo a su emprendimiento.
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¿Qué aspectos vas a contar de ti en la obra?
Las personas que han estado en ensayos y que han visto la obra, confirman que mi intención de compartir y desnudar mi alma, cumple con el objetivo de mostrar mi infancia, mis miedos, mis inseguridades, mis vicios, mi sombra, de una manera muy transparente.
¿No te da miedo o nervios mostrar esa parte que no conocemos de ti?
¡Me da miedo, genera susto! Aún así, menos del que yo hubiera pensado, lo cual me lleva otra vez a pensar que está sucediendo en el momento correcto. Estoy listo para abrirme de esta manera, estoy suficientemente cómodo con quien soy y he dado los pasos previos que he tenido que dar para poder pararme en el escenario a contar las cosas con tranquilidad.
Para lograrlo, he tenido que sentarme con varios miembros de mi familia y leerles la obra, porque sí me daría mucho susto que al vulnerabilizarme pueda herir a los que amo, porque finalmente es una historia familiar.
Me he asegurado de que todos los implicados sepan lo que voy a contar y que estén bien con eso. Tengo una familia increíble y están todos de acuerdo en mi decisión, me apoyan y entienden la profundidad del asunto.
¿Cuál de todos los aspectos que vas a mencionar en la obra es el que más conflicto te trajo?
Sin duda, el tema con los hábitos y los vicios era un punto muy delicado porque debía elegir hasta dónde contarlos... y fue hasta todo. Sin embargo, más interesante me parece que fue la decisión de cómo contar o abordar el tema de la homosexualidad, porque no puedo negar que es algo que define mi historia.
Sin embargo, no es una historia LGBTIQ+, ni quiero que lo sea, porque mi relato es mucho más universal. Fue interesante encontrar la justa medida de cómo integrar ese aspecto a la obra, pero no se roba el concepto de lo que quiero mostrar.
¿De la catarsis que has hecho con esta obra, ahora a tus 45 años, qué le dirías al Roberto de 20?
Le diría que confíe, confíe, confíe, porque lo que se viene va a ser mucho más hermoso de lo que puede soñar.
¿Quién colaboró contigo para esta puesta en escena?
La dramaturgia es mía y de mis demonios. Mi asesora literaria es Mariela Manrique, mi prima hermana, que conoce mi historia. En la dirección, ha sido muy grato contar con Sebastián Sánchez, el mismo que me dirigió en “Puras cosas maravillosas” y con Iñaki Moreno, un gran profesor, actor y director español. El aporte que hacen es extremadamente complementarios, pero ha sido un “regalazo”.
Además, se unen los auspiciantes, uno de ellos muy especial porque se trata de una planta de reciclaje, que aparte de su apoyo, ayudará a que el 100 % de la escenografía (hecha con material reutilizado y reciclable) va a ser correctamente gestionada por ellos.