Cuando observas a tu pareja mientras ve fútbol, puedes notar que su comportamiento cambia notablemente: se vuelve más eufórico, triste o furioso según cómo vaya el partido.
PUBLICIDAD
Para comprender este fenómeno, hemos consultado a expertos en psicología clínica sobre cómo afectan las hormonas en los hombres durante un partido de fútbol.
Jimmy Condoy, psicólogo clínico y psicoterapeuta junguiano, ofrece una perspectiva interesante sobre la relación entre esta popular actividad y la psique masculina.
Condoy enfatiza que el fútbol es una experiencia simbólica y ritualística. La conciencia humana y el inconsciente operan a través de símbolos, como mencionó Carlos Byington con su concepto de “símbolo estructurante”. Un símbolo del mundo exterior, como el frío o el calor, se internaliza y da forma a nuestra percepción del mundo. De manera similar, el fútbol actúa como un símbolo que estructura la conciencia de los individuos, especialmente de los hombres.
El fútbol, al igual que los antiguos Juegos Olímpicos en Grecia, posee una profunda carga simbólica y ritualística. Aunque algunos puedan considerar los deportes como actividades sin sentido, Condoy sostiene que tienen un significado más profundo, conectando con emociones del inconsciente y fortaleciendo la identidad cultural.
María Sol Espinosa Psicoterapeuta Emocional, Naturopata y Terapeuta Vibracional, nos brindó un análisis más a fondo sobre como los hombres tienen a liberar sus emociones gracias a los deportes.
El fútbol es particularmente significativo para los hombres porque les permite expresar emociones reprimidas. En muchas culturas, a los hombres se les enseña a no llorar ni mostrar vulnerabilidad, creando una “herida” emocional. El fútbol, según María Sol Espinosa, permite a los hombres conectar con sus emociones de manera segura y aceptable. El campo de fútbol, comparable a un mandala abierto, y el uso de los pies en lugar de las manos, sugiere una conexión con funciones más sensibles y menos lógicas del cerebro, facilitando esta liberación emocional.
PUBLICIDAD
Durante un partido de fútbol, los niveles de testosterona, cortisol y adrenalina en los hombres aumentan significativamente. Esta mezcla hormonal permite una catarsis emocional que, en otras circunstancias, sería socialmente inaceptable. Los hombres pueden experimentar una gama de emociones intensas, desde la alegría hasta la tristeza, la ansiedad y el alivio. El fútbol se convierte en un canal para liberar estas emociones acumuladas, funcionando casi como una terapia colectiva.
Sin embargo, esta liberación emocional no está exenta de desafíos. La falta de conciencia emocional en los hombres puede llevar a comportamientos desproporcionados y desequilibrados. A menudo, los hombres no reconocen que están experimentando estas emociones intensas, lo que puede resultar en conflictos, especialmente dentro del hogar. Las mujeres, que pueden no compartir la misma intensidad emocional hacia el fútbol, a menudo no entienden por qué sus parejas reaccionan tan fuertemente, lo que puede causar tensiones.
María Sol Espinosa también señala el problema del consumo de alcohol durante los partidos. El aumento de la testosterona y otras hormonas, combinado con el alcohol, puede llevar a comportamientos agresivos y conflictivos fuera del contexto del juego. Es crucial que los hombres aprendan a manejar estas emociones de manera saludable, reconociendo el valor del fútbol como un mecanismo de liberación emocional pero también entendiendo sus límites.
La liberación de emociones a través del fútbol también tiene beneficios físicos. El aumento de la testosterona en un 20% durante un partido puede mejorar el metabolismo y la salud general. Sin embargo, es importante equilibrar estos beneficios con una gestión adecuada de las emociones, evitando que la excitación del juego se traduzca en comportamientos destructivos.
El fútbol sirve como un importante medio de liberación emocional para los hombres, facilitado por una compleja interacción de hormonas. Es una experiencia simbólica y ritualística que permite a los hombres conectar con emociones reprimidas, ofreciendo una válvula de escape necesaria en una sociedad que a menudo limita la expresión emocional masculina. Reconocer y manejar estas emociones de manera saludable puede mejorar tanto la salud mental como las relaciones interpersonales, creando un equilibrio más armonioso en la vida de los hombres.