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Abuelita celebró sus 102 años con un ‘stripper’ en una residencia para ancianos

Mientras otros ancianos buscan celebrar su años con una buena taza de té y un trozo de bizcocho, ella optó por algo más emocionante.

Mónica ha tenido una vida increíble (Imagen: North News & Pictures Ltd northnews.co.uk)
Mónica ha tenido una vida increíble. Imagen: North News & Pictures Ltd northnews.co.uk

En lugar de pedir un pastel de chocolate dulce o simplemente que le canten el feliz cumpleaños, una mujer de 102 años decidió celebrar su día especial con un stripper.

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Monica Ruddick, de Wolsingham, Country Durham, dio a los residentes de West Lodge Care Home la sorpresa de sus vidas cuando el carismático bailarín entró por la puerta y se quitó el equipo, en un intento por darle a su clienta un recuerdo que ella misma había tenido.

Después de regresar de la iglesia, la mujer que sirvió en la cantina durante la Segunda Guerra Mundial, se instaló para una fiesta de cumpleaños épica, a la que asistieron una gran cantidad de sus amigos cercanos.

Con la emoción corriendo por sus venas, sonrió y expresó lo siguiente: “tengo aceite de bebé”. Cuando el bailarín Adam Price, cuya esposa trabaja como voluntaria en el hogar, entró por la puerta, los ojos del pensionado se iluminaron como y su programa de stripper le decía a Northern Echo: “Aparentemente le gustan los hombres en uniforme”. Me pone feliz alegrarle el día”.

Un hombre de 102 años recibió un ridículo regalo de cumpleaños (Imagen: North News & Pictures Ltd northnews.co.uk)
Un hombre de 102 años recibió un ridículo regalo de cumpleaños. Imagen: North News & Pictures Ltd northnews.co.uk

Después de una actuación en la que Adam lo dio todo, se llevó el sello de aprobación de la cumpleañera, quien dijo: “Pasará”. Y una vez que terminó el evento principal, los asistentes a la fiesta comieron un pastel y bailaron toda la noche.

Mónica nunca tuvo hijos. Dedicó su vida a los demás, cuidando a su hermano hasta los 92 años. Además, su trabajo durante la guerra no ha pasado desapercibido, siendo una persona desinteresada ayudando a las monjas en un convento.

Desde que se mudó a la residencia el año pasado, ha aportado energía positiva a todos sus compañeros residentes. Gillian Hannah, que trabaja en las instalaciones, explicó:

“De cuidar a los ‘niños traviesos’; desde casa hasta apoyar a una mujer en un centro de tuberculosis, trabajó incansablemente durante la guerra en una cantina y pasó 25 años ayudando a monjas en un convento. Mónica es testigo viviente de la historia, habiendo visto a cuatro reyes y una reina en el trono. Su increíble viaje ha sido impulsado por un espíritu de resiliencia y una filosofía de vida única”, expresó.

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