“El pasado no perdona” es la reciente novela del cronista y escritor Esteban Michelena. La obra cierra la trilogía de “Atacames tonic” (2002) y “No more tears” (2018), obras que surgen desde la crónica y sucede en Esmeraldas, territorio literario del autor y resulta de palpitante actualidad: el relato pasa por los violentos episodios que, ahora mismo, conmueven al Ecuador.
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“Es parte de un trabajo a lo largo de estos 20 años. Si bien es cierto, que las tres pueden configurar una unidad, cada una corre por sí sola”, explica Michelena en una entrevista con Metro Ecuador.
Esteban pasó a contar el realismo mágico al realismo trágico. “Yo conocí y escribí de la Esmeraldas del realismo mágico, con sus ríos llenos de pescaditos de colores, cangrejos, jaibas, camarones; sacudías un árbol y caían papayas y naranjas. Una naturaleza infinitamente rica, habitada por unos seres estupendos que la cuidaban, tomaban lo necesario y vivían en armonía bajo su cosmovisión mágica”, explica el cronista sobre las primeras publicaciones.
Recordaba que hasta llegó a corretear jabalíes y encontrarse con aves como el ‘Martín pescador’ que cuando llegabas en tu lancha te acompañaba.
Después da un salto violento y cruel a lo que él llamó el ‘realismo trágico’. Porque así como vio la armonía, también vio la tragedia con el incendio del río Teaone en 1998 tras la rotura del oleoducto y poliducto de la Refinería que destruyó las casa y acabó con las vidas de esmeraldeños.
Una novela de los 80 que coincide con la actualidad
La ficción acontece a fines de los años 80, cuando los carteles de Cali y Medellín - acorralados por la ley- batallan por el poder y el mercado estadounidense. Entonces, la ubicación estratégica de Esmeraldas cobra crucial interés. Y surge la leyenda: un sabio marinero tiene secretas rutas, que las navega con cuadrante y leyendo las estrellas.
“Infelizmente, coincide con el país que ahora se desangra cada día, empieza a ver el efecto de la ausencia del Estado y la distancia de las élites al dejar a una etnia a su suerte, lista para que vaya la mafia y se asiente”, dice el escritor.
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La obra transcurre en Esmeraldas, en las vivencias de tres personajes clave: Asención Altman, el pescador y navegante, dueño de preciosas rutas secretas, usadas; en principio, al servicio de los paisas para el contrabando de línea blanca, licores y cigarrillos, luego piedras de esmeralda y, finalmente, marihuana y cocaína.
Chico Salvador, un joven quiteño heredero de una inmensa hacienda playera que, en su infancia, es salvado de ahogarse en un mar turbulento por Daddy Negrazo; famoso por metro noventa y ocho centímetros de estatura y sus mortales y extraños ojos color salamandra.
“Donde Dios no alumbra, el Diablo quema”
Michelena hizo una presentación que dice “Donde Dios no alumbra, el Diablo quema porque si no tienes la presencia del Estado, de sus élites en un entorno que tocaba ayudarle más, tu única esperanza era ser campeón de box, futbolista o músico. Entonces, de tanto negarles, ahora han sido captados por este negocio pavoroso del tráfico de drogas, por eso el título, “El pasado no perdona”. Todo lo que haces o dejas de hacer en un momento, en otro te cobra”.
El pasado de los personajes y un inexorable destino, poco a poco, los van cercando en un presente trepidante, donde todos se ven inevitablemente inmersos en el tráfico de drogas, con desenlaces impredecibles para cada una de sus vidas.
Michelena ha logrado un estilo único porque se considera “muy amante de lo propio”. La novela se lee muy rápido con episodios cortos e impactantes.
Esta tercera obra es una primera reacción desde el arte ante el problema que vivimos hoy. “Esto tomó mucho tiempo, esfuerzo, cálculo y es el país que tenemos ahora. Sin embargo, hacer una novela fuerte es, al mismo tiempo, muy tierna porque el amor y la esperanza están ahí”.
Una esperanza en un país que se desangra y si quieren un país que no se resigne a ser ametrallado lo van a encontrar aquí en “El pasado no perdona”.