Con el objetivo de llevar la comida típica ecuatoriana a la alta cocina, resaltando cada sabor de todas las regiones y poder reconocerlo internacionalmente, nació ‘Kriollo’, el nuevo restaurante de la chef Caro Sánchez, juez de MasterChef Ecuador y su esposo, Iñaki Murua.
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Pese a que los chefs dijeron que no sería nada fácil ya que su otro restaurante, Ikaro, reconocido con una estrella Michelin y dos soles Repsol, se encuentra en La Rioja- España, es decir al otro lado del ‘charco’, el nuevo restaurante ya fue inaugurado en una casa grande con huerto incluido en el norte de Quito y tiene una hermosa vista y acabados de lujo.
Al ingresar puedes ver un gran título y de fondo negro que dice: “Kriollo”, que resulta ser una casa de campo, donde sus acabados están incompletos. De hecho, en una esquina se pueden ver ladrillos, así como en el segundo piso que el techo no está terminado. Pero vale recalcar que así es el diseño que hizo el arquitecto según nos contó Carito en entrevista con este Diario.
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Se mantienen con una temática de cocina abierta donde todos los clientes podrán ver cómo los cocineros y chefs preparan la comida. Tal cual como lo es en Ikaro de España. Algo espectacular es que podrán degustar es el helado de ají con cascaritas de cerdo.
Además, de luces acogedoras, en una esquina está la gran cava de vinos traídos directamente desde la Rioja. En las paredes también podemos ver cuadros con telas indígenas y en las gradas para subir al segundo piso todos los sombreros de las culturas de nuestro país. Asimismo, como sombreros de paja toquilla y más decoraciones que resaltan lo ‘criollo’.
En la parte trasera se encuentra una fuente de agua y alrededor el huerto donde los chefs cosecharán alimentos para garantizar la frescura y sobre todo que sean 100% orgánicos.
La vista del lugar es espectacular, sobre todo cuando sea el atardecer ya que se tiene una vista panorámica del occidente de Quito.
El restaurante de Carolina Sánchez e Iñaki Murua brindará menús de degustación, pero también platos a la carta con recetas de nuestras casas y nuestras abuelas, pero llevadas a la alta cocina y con el toque de una estrella Michelin.
