Quién podría creer que un hombre se sienta sexualmente atraído por un objeto inanimado como lo es un globo. Existe y vive en Mumbai, India.
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Se trata de un joven de 28 años de edad, Aakash Majumdar, quien confesó sentirse atraído por los globos. Asegura que lo que comenzó como una amistad, terminó en amor.
No sólo es que los tiene a su lado, es que duerme con ellos e incluso le da besos de buenas noches. Asimismo, siente una atracción sexual.
“Todas las mañanas, me despierto diciendo ‘buenos días’ y dándole un beso a mis globos que duermen a mi lado, y viceversa (…) Me beso con mis globos”, le dijo a NeedToKnow.Online.
Según el portal News, Majumdar se identifica como “objectum sexual”, lo que significa que se siente atraído sexualmente por objetos inanimados, y no está solo.
Es objetofilia
El fenómeno también se conoce como objetofilia y se caracteriza por la atracción sexual o romántica por objetos inanimados particulares.
Un estudio realizado en 2019 por Springer Nature indicó que quienes expresan un deseo sexual por objetos tienden a estar en el espectro del autismo y pueden tener una condición llamada sinestesia, que es cuando una persona experimenta uno de sus sentidos a través de otro, según WebMD.
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Si bien muchas personas lo consideran un fetiche, esto es incorrecto ya que los fetichistas usan objetos exclusivamente como un medio para lograr la gratificación sexual, según un informe de Psychology Today .
Sin embargo, los objetófilos se enfocan en el objeto y sus cualidades, su atracción por los objetos no es puramente sexual, despersonalizada, objetivada o derivada de tener una sensación de poder sobre el objeto. También puede ser romántico e involucrar emociones intensas.
“Me gusta su presencia y calidez, y comparto sentimientos íntimos con mis globos y viceversa (…) Cuando estás enamorado, pasas mucho tiempo juntos y aceptas todo tipo de defectos”, dijo Majumdar.
¿Les hace funerales?
Asegura que se comunica con los globos por telepatía y los sueños, y comparten “todos y cada uno de los pensamientos, sentimientos y emociones”.
Los globos son muy frágiles y ocurren accidentes. “Necesito protegerlo de todo peligro. Desde objetos afilados, cambios de temperatura hasta asfixia”. Es tanta su obsesión que cada vez que se le explota uno, lo llora y hasta funerales le realiza.
“Cuando hay una muerte súbita de globos, trato de resucitarlos volviéndolos a inflar. Si no puedo, les hago un funeral cavando y cubriéndolos con tierra”.