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John Pouls: la religión como fachada para los más perversos

Con el paso de los días se conocen más detalles del perfil del homicida de Valentina Trespalacios, y su contexto religioso confirma un peligroso patrón

25 de enero de 2023

Un psicópata no necesita salir de una clínica mental, no necesita tener la apariencia de Jeffrey Dahmer para ser catalogado como uno, muchas veces, necesita estar congregado a una iglesia, puede llevar una vida aparentemente normal, y vivir con su esposa e hijos.

Este era el diario vivir de John Pouls, el homicida que acabó con la vida de Valentina Trespalacios mientras dormía, acabó con su vida y la metió en una maleta que fue encontrada en un basurero de la localidad de Fontibón, en la ciudad de Bogotá. Tras conocerse la identidad de su asesino, toda su vida ha salido a la luz pública, y su fachada de ‘persona de bien’ que asiste a culto quedó al descubierto.

Pero no es el primero ni el ultimo. Es bien sabido que la religión ha sido el escudo usado por años para cubrir delitos y crímenes; esa figura paternalista del hombre que se encarga de proveer comida a sus hijos, amar a su esposa y leer la biblia muchas veces esconde el perfil de un asesino en serie, de alguien que premedita y perfila asesinatos y su familia ni enterada de lo que hace a escondidas.

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El problema no es la religión; son las fachadas de quienes se camuflan con esta para aparentar ‘ser buenas personas’

La conversación no debería desviarse en forma de ataque al cristianismo o a quienes son devotos a Dios por ningún motivo, pues este no es el fin del debate que se ha abierto en redes sociales respecto al tema.

Una creencia no debe ser perseguida por culpa de quienes se escudan con esto para matar, pero es bien sabido que en el nombre de Dios se han hecho cosas inhumanas, enfermas, y aberrantes. Bajo la figura de ser ‘un servidor de Dios’ muchos religiosos cometen pederastia dentro de la iglesia, violan menores de edad, y lavan dinero o lo producen de forma ilegal.

Esto solo mancha la imagen de esta, de quienes lo practican por convicción propia y porque buscan libertad de culto, y se fomenta la persecución de sus feligreses, gracias a esos mismos criminales.

Esta conversación se ha vuelto tendencia en redes con comentarios como los siguientes:

“Yo no diría que la mayoría de cristianos son criminales. Eso sería estigmatizar a mucha gente buena que sólo ejerce su libertad de culto. Más bien diría que la religión es la fachada preferida de muchos criminales que para actuar, requieren aprovecharse de la buena fe de otros”, “Se esconden en la religión para cometer delitos y tener una fachada que los muestren como seres espirituales.”, o “Decir “la mayoría de los cristianos” al aire es igual de paila que decir “la mayoría de los homosexuales”. Ahora, esa “cristiano” en específico sí que es una mierda.”; entre muchos más.

Por ninguna razón se debe generalizar o estigmatizar una religión, una creencia, o un estilo de vida por lo que alguien de su mismo pensamiento haga, pero si es un patrón que se repite, y que desafortunadamente conlleva a que muchos que solo quieren buscar la felicidad en su vida deban soportan ataques como estos.

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