A pocos días de la publicación oficial del libro ‘I’m Glad My Mom Died’, de Jennette McCurdy, salió a relucir que, entre las experiencias que ha vivido durante su carrera, el canal de televisión Nickelodeon le llegó a ofrecer, en una oportunidad, 300 mil dólares para que no hablara de los abusos que sufría mientras participó en la serie iCarly y Sam & Cat.
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La joven actriz detalla que la propuesta se la hicieron luego de terminar las grabaciones del programa Sam & Cat en 2014. Aunque en el libro, que saldrá a la venta el próximo 9 de agosto, nunca menciona el nombre del hombre que cometía los abusos, si se refiere a él como ‘el creador’. Los medios asumen que se trata de Dan Schneider, el polémico exguionista de series infantiles de la compañía.
“¿Qué diablos? ¿Nickelodeon me está ofreciendo $300,000 en dinero para que no hable públicamente sobre mi experiencia en el programa? ¿Mi experiencia personal del abuso del Creador? Esta es una red con programas hechos para niños”, escribe McCurdy. “¿No deberían tener algún tipo de brújula moral? ¿No deberían al menos tratar de reportar algún tipo de estándar ético?”, son fragmentos que escribió la actriz donde revela lo que sintió al saber de la propuesta.
De igual forma, también dio a conocer que la llegaron a incitar tomar alcohol cuando aún era menor de edad y le tomaron fotografías en bikini, durante una prueba de vestuario. En muchas oportunidades a declarada que trabajar con el canal de televisión que conocido por su programación infantil ha sido de sus experiencias más explotadas.
Un libro de sanación
En declaraciones que realizó a The New York Times sobre el libro y cómo Nickelodeon afectó su vida y su carrera, la actriz llegó a mencionar “Fue importante para mí explorar el abuso emocional y psicológico que sufrí durante mi tiempo como joven intérprete. Siento que no tenía las herramientas, el lenguaje o el apoyo necesarios para hablar por mí misma en ese entonces, por lo que este libro es una forma de honrar esa experiencia y dar voz a mi antiguo yo, también de alentar a los jóvenes a hablar por sí mismos en entornos donde pueden estar condicionados a simplemente ‘jugar a la pelota”.
También comparte que mientras su madre estuvo viva, todo era un estrés, porque su progenitora estaba obsesionada con volverla una estrella y no tenía nada privacidad. Su vida era controlada por su madre. Por eso, decidió mostrar en la portada del libro I’m Glad My Mom Died’ una ilustración de ella sosteniendo un féretro en color rosa mientras sonríe levemente.
