A 10 años de su instalación en Ecuador, la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD) consolida su rol como un socio estratégico del Estado y del sector productivo en la promoción del desarrollo sostenible. Con una inversión acumulada de USD 1.600 millones, la institución ha acompañado proyectos clave en infraestructura urbana, sostenibilidad ambiental, bioeconomía y financiamiento al sector privado.
“La AFD es un banco público de desarrollo que opera a partir de acuerdos entre gobiernos. En el caso de Ecuador, nuestra presencia se origina en un acuerdo bilateral entre los gobiernos de Francia y Ecuador, suscrito hace una década”, explica Priscille de Coninck, directora país de la Agencia Francesa de Desarrollo, en entrevista con Metro Ecuador.
Modelo de operación y estructura institucional
La AFD forma parte de un grupo que integra tres entidades complementarias: la Agencia Francesa de Desarrollo, enfocada principalmente en el financiamiento del sector público; Proparco, su filial dedicada al financiamiento del sector privado; y Expertise France, orientada a la cooperación técnica. Esta estructura permite articular créditos, donaciones y asistencia técnica, bajo dos ejes estratégicos: crecimiento verde e inclusión social.
En Ecuador, la AFD mantiene un diálogo directo con ministerios, gobiernos autónomos descentralizados (GAD), empresas públicas y entidades de la banca pública, como la CFN y la Conafips. En paralelo, Proparco canaliza recursos hacia empresas privadas con impacto en desarrollo sostenible, mientras que los fondos no reembolsables se destinan a organizaciones de la sociedad civil, especialmente en ámbitos ambientales y sociales.
Infraestructura urbana como pilar de la cooperación
La inversión en infraestructura urbana ha sido uno de los principales ejes de trabajo de la AFD durante esta década, con énfasis en servicios básicos como agua potable, saneamiento, gestión de residuos y vivienda social. En Quito, uno de los primeros proyectos financiados permitió ampliar el acceso a agua potable en parroquias orientales del Distrito Metropolitano.
“El proyecto contempló una nueva captación de agua, la ampliación de una planta potabilizadora y la construcción de infraestructura de conducción, con el objetivo de garantizar agua segura hasta el año 2040”, detalla De Coninck, al referirse al trabajo conjunto con la Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento (Epmaps).

En Guayaquil, la cooperación se ha orientado al fortalecimiento de la infraestructura de saneamiento y movilidad urbana. Entre los proyectos destacados constan el financiamiento de la Aerovía y programas de alcantarillado en sectores históricamente excluidos del noroeste de la ciudad. Recientemente, la AFD suscribió un nuevo crédito para ampliar la cobertura de estos servicios.
En Cuenca, durante 2024, se aprobó un financiamiento enfocado en la gestión integral de desechos sólidos, que incluye la ampliación del relleno sanitario, la construcción de una estación de transferencia y el fortalecimiento de programas de educación ambiental. Adicionalmente, se contempla el apoyo a un vivero municipal, alineado con el plan de la ciudad de ampliar su cobertura vegetal urbana.
Bioeconomía y biodiversidad: una apuesta estratégica
Otro de los ejes relevantes de la cooperación ha sido la bioeconomía y la protección de la biodiversidad, particularmente en la Amazonía. Según De Coninck, Ecuador ha asumido un liderazgo regional en este ámbito, con el respaldo técnico y financiero de la AFD.
La agencia ha trabajado con el Ministerio del Ambiente en la formulación de instrumentos de política pública, como el Libro Blanco y la Estrategia Nacional de Bioeconomía. A nivel productivo, se ha fortalecido cadenas de valor vinculadas a productos como cacao blanco, guayusa y morete, además de habilitar líneas de crédito para bioemprendedores a través de la Conafips.
“El siguiente paso es consolidar los canales de comercialización y facilitar el acceso de estos productos a mercados internacionales, especialmente en Europa”, señala.

Balance financiero y alcance de la cooperación
En términos de resultados, la AFD ha canalizado USD 1.200 millones hacia el sector público y USD 400 millones hacia el sector privado. Aproximadamente el 50 % de estos recursos se ha destinado a infraestructura urbana, mientras que el resto se distribuye entre proyectos de biodiversidad, acción climática, bioeconomía e inclusión social.
Prioridades para la próxima década
De cara al futuro, la AFD identifica dos prioridades estratégicas para Ecuador. La primera es el fortalecimiento del sector energético, tanto en generación como en transmisión. “Estamos estructurando proyectos que contribuyan a mejorar la resiliencia del sistema eléctrico y a fortalecer su institucionalidad”, adelanta De Coninck.
La segunda prioridad es la seguridad, abordada desde un enfoque social y financiero. Entre las líneas de acción en análisis constan la prevención del reclutamiento de jóvenes por parte del crimen organizado, el combate al lavado de activos y la mitigación del impacto socioambiental de la minería ilegal.
Diez años de cooperación y proyección de largo plazo
Al evaluar esta década de trabajo en Ecuador, la funcionaria destaca la importancia de la visión de largo plazo. “Los procesos de desarrollo requieren tiempo, diálogo y confianza. Ecuador ha enfrentado múltiples crisis en estos años, pero ha demostrado una alta capacidad de resiliencia y adaptación”, concluye.
A diez años de su llegada, la Agencia Francesa de Desarrollo reafirma su compromiso con Ecuador, consolidándose como un aliado estratégico para impulsar un desarrollo sostenible, inclusivo y alineado con los desafíos estructurales del país.

