Como si se tratará de una página de la Biblia fue lo que atravesó un buzo de langostas en Estados Unidos. El hombre fue tragado por una ballena, al puro estilo de la historia de Jonás.
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Michael Packard estaba buceando en la costa de Provincetown, Massachusetts, cuando el animal lo sorprendió. La víctima del cetáceo emitió declaraciones de la increíble e inolvidable vivencia.
“Me sumergí a unos 13 metros de agua y, de repente, sentí un gran golpe y todo se oscureció”, dijo Packard . “Y pude sentir que me estaba moviendo, y pensé, ‘Dios mío, ¿me acaba de morder un tiburón?’”.
Después de palpar su entorno y verificar que no tenia heridas, pudo percatarse de su verdadero escenario: estaba siendo tragado por una ballena.
“Luego palpé y me di cuenta de que no había dientes y realmente no había sentido un gran dolor”, contó Packard. “Y luego me di cuenta, ‘Dios mío, estoy en la boca de una ballena. Estoy en la boca de una ballena y está tratando de tragarme’”.
Él confesó que una de las cosas que se le pasó por la mente fue que haría para poder respirar. A la vez, pensamientos sobre su esposa e hijos fueron lo primero que se le atravesaron.
“Me dije a mí mismo: ‘Está bien, esto es todo. Voy a morir’. Y pensé en mis hijos y mi esposa», comentó. “No había forma de salir de ahí”.
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Pese a la situación que se hallaba, prácticamente era incapaz se salir, un milagro ocurrió. La ballena, después de 30 segundos de tragar al buzo, lo escupió para así sumergirse.
El hombre fue rescatado por su compañero y fue trasladado a un hospital. Packard terminó con múltiples moretones pero sin daños considerables.
“No lo podía creer”, agregó. “No podía creer que salí de eso. Y estoy aquí para contarlo”.