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Marcel Scholem: “Hemos demostrado que se puede trabajar y que Scala Shopping es un sitio seguro”

Marcel Scholem, gerente de Scala Shopping en Cumbayá, indica que el trabajo en centros comerciales es un negocio de paciencia. Pese a las afectaciones por la pandemia, cada día se trabaja para buscar alternativas que permitan reactivar el comercio, cuidando siempre la salud de los clientes.

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Asegura que el cariño que sienten los ecuatorianos por los centros comerciales, diseñados para ser un lugar de encuentro y distracción, no ha disminuido pese al temor inicial que causó la llegada de la Covid-19 a nuestra cotidianidad.

Scholem, en esta entrevista, señala por qué es seguro ir a un centro comercial y agradece el respeto de los ciudadanos con respecto al aforo, distanciamiento social y el uso obligatorio de la mascarilla, normas que se cumplen de forma estricta en Scala Shopping.

 

¿Qué pasó con Scala durante los meses de pandemia y como se ha vuelto a la «nueva normalidad»?

Scala Shopping, como todo centro comercial, es un negocio de servicio que alberga algunas tiendas que son básicas para el funcionamiento de la sociedad: supermercados, bancos, telefónicas, farmacias, entre otros.

Aunque el Gobierno dio la orden de cerrar por el inicio de la cuarentena, estos servicios que menciono estuvieron abiertos, por lo que Scala tenía que estar abierto.

Por eso, a los dos días del cierre nos reunimos con el equipo para organizar cómo ser eficientes en una apertura de un edificio tan grande para un número reducido de visitantes, cómo hacer con los parqueos para evitar aglomeraciones, teníamos que ser más cautelosos al definir horarios, y finalmente decidir cómo dentro de la mala situación económica que esto significaba mantener en perfectas condiciones el centro comercial para el usuario, en cuanto a mantenimiento, limpieza y flujo de personas.

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Este debía ser un trabajo presencial porque era imposible definir tantas medidas de forma virtual, por lo que el 17 de marzo debíamos estar todos acá. Hablamos mucho con el Alcalde sobre esta situación y conversamos sobre las alternativas, porque el daño económico es para todos. Por fortuna creo que las autoridades pudieron sopesar y se tomó la decisión de abrir.

Es así que para junio pudimos trabajar, luego de prever algunos elementos: ya se había contratado los arcos para medición de temperatura, se colocaron las alfombras para desinfección al ingreso y otros elementos que exigía el COE Nacional para operar.

Desde entonces nos han dejado trabajar y hemos demostrado como comunidad que es posible convivir con la pandemia, tener números controlados y eso es un gran mérito teniendo en cuenta que la población lo ha entendido en su gran mayoría.

Creo que el Gobierno de Ecuador ha actuado mejor que sus vecinos, por que el daño económico no ha sido tan grave dentro de lo que pudiera ser, nos ha permitido operar dentro de parámetros de seguridad y se ha demostrado que se puede hacer las cosas con una población como la nuestra, que no es la más disciplinada del mundo, pero que se puede controlar el nivel de contagio de alguna manera.

 

¿Cómo fue ese proceso de apertura?

Cuando abrimos nuevamente Scala, la respuesta del público en ese entonces fue muy pobre porque el principal problema, la consecuencia inmediata fue el temor.

Lo que ha pasado en los últimos meses es que el temor se ha ido disipando. La pandemia ahora no está en el tope de preocupación de los ecuatorianos, según una encuesta que enlista una serie de situaciones; tal vez en junio la respuesta era diferente.

Hemos comprobado que se puede trabajar pese a la pandemia y se puede disfrutar de la experiencia que brinda el centro comercial con seguridad.

Los ecuatorianos «siguen en una luna de miel» con los centros comerciales, eso no se ha disipado. Continúan siendo el lugar de encuentro, donde la gente quiere venir y la percepción del público no es equivocada, somos un sitio seguro.

Scala Shopping

 

¿Qué piensas del impacto que ha provocado la pandemia en el comercio?

En cuanto a la afectación, para nosotros es terrible porque no estamos facturando en su totalidad y al inicio no se cobró el segundo trimestre del año. Sin embargo, es un acto de apoyo a los comerciantes de parte de todo el gremio, duro de absorber pero lo hicimos de buena forma.

El impacto a mediano y largo plazo es que vamos a salir aún más fortalecidos porque antes nuestros argumentos para preferir visitar un mall era el ahorro de tiempo que representa tener todo en un solo lugar y la seguridad que ofrecemos en nuestras instalaciones a comparación de la calle. Ahora le aumentamos la bioseguridad que se cumple desde el ingreso al centro comercial y en todos los procesos.

Es por eso que podemos decir que somos más bioseguros que la calle, porque aquí tenemos personal que te controla que uses mascarilla, te proporciona gel, controlan las aglomeraciones, se aseguran que la gente camine de forma fluida, situaciones que en la calle no pasa.

Creo que saldremos fortalecidos como gremio de la situación porque la gente tiene la idea de que el centro comercial es más seguro y hemos probado que no es un sitio de contagio porque no los hemos tenido.

Soy una persona que cree en los datos y trato de tener toda la información para tomar las decisiones.

 

¿Ha mejorado el comercio?

La afluencia de usuarios se ha ido incrementando en cifras interesantes porque se refuerza el concepto y la gente ha ido perdiendo el temor. Sin embargo, las ventas no han crecido al mismo ritmo.

Respetamos el aforo de 50% y procedemos a cerrar las puertas cuando estamos a capacidad. Nuestros clientes en Quito son muy nobles, ya que comprenden la situación y esperan de 15 a 20 minutos para continuar el ingreso. Tenemos especial cuidado en el patio de comidas y lo hemos podido manejar pese a la afectación.

Además, también pusimos al alcance de nuestros clientes la aplicación Scala Plus, con la cual puedes comprar en cualquiera de las tiendas y puedes venir a retirar el producto. La ventaja es que minimizas el tiempo de tu visita y de paso puedes aprovechar y acudir a otros locales que también necesitas como supermercados, bancos, farmacias, sin el estrés o preocupación de si llegará o no el producto. Además, puedes pagar cuando recoges tu pedido.

Esto ha funcionado en Scala porque nuestros clientes se adaptan mejor al ecommerce, porque usa en mayor medida la tarjeta de crédito y más acceso a datos. Es un proyecto que lo vamos a mantener y la idea es ir creciendo.

 

¿Qué perspectiva tienes sobre la recuperación?

Como mencionaba, se está recuperando el tráfico pero no las ventas. Esto hay que analizarlo por segmentos porque hay algunos mucho más afectados. Globalmente el comercio está caído pero existen algunos que se están recuperando o les va mejor que el año pasado.

La recuperación no será total porque esos dos meses y medio de cierre no se recuperan, pero el sector de electrodomésticos, tecnología , televisores, computadores, a mi parecer, está igual o mejor que el año pasado, comparando este noviembre con el anterior.

Es por eso que como Scala estamos dando descuentos a los diferentes comercios de forma diferenciada. Es una situación compleja porque me ha tocado convertirme en una especie de juez de gremios. Por ejemplo, la línea de ropa de fiesta está parada, entonces hay que apoyarla. En segmento de moda hay de todo, en moda de bajo costo se está recuperando de forma más fácil, a la ropa deportiva está muy bien por la tendencia que ha crecido en el consumidor, entonces eso nos da pauta para dirigir la ayuda.

El panorama se veía muy malo a inicios de la pandemia. En marzo pensé que en abril ya íbamos a abrir; en abril pensaba que en 20 días íbamos a abrir; y con la poca respuesta del público en junio, no se veía muy alentador.

Sin embargo, se ha ido mejorando el comercio pero no de forma pareja. Lo que pasa en el norte no es lo mismo que en el sur de Quito, o en mercados más complicados como la zona administrativa de la ciudad como La Carolina o La Orellana, que son mercados que aún están deprimidos. Los valles se han reactivado, están bien visitas pero aún existe afectación económica.

 

¿Qué hacer al respecto?

Es difícil porque hay muchas cosas en juego. El consumo está afectado porque ese temor inicial impidió que la gente consumiera pese a tener la capacidad económica para hacerlo, y otro sector que se ha visto afectado en la disminución de sus recursos.

Existe una posibilidad de consumo adicional que estaba represado y creo que se va a expresar en la Navidad, creo que va a ser buena pese a las circunstancias.

La gente no puede pretender que nada pasó, la vacuna puede solucionar la parte sanitaria, la económica no.

 

¿Cómo ves la situación para el próximo año?

Hay que dividir la normalidad sanitaria de la económica. La sanitaria se va a ir recobrando conforme llegue la vacuna a Ecuador. Puede ser que para septiembre u octubre del 2021 podríamos estar llegando a una normalidad en la cual podamos salir sin mascarilla o es muy posible que un segmento de la población se quede con ella de por vida.

Pero la afectación económica no la veo tan clara porque se tienen que recuperar los trabajos que se perdieron. Como hay una sobreoferta de trabajadores, los salarios no van a subir y eso se traduce en una depresión del consumo que se va a mantener mucho más que las consecuencias de tipo sanitario.

No veo la inversión, no veo la recuperación, nuevamente el país ha salido bien librado en términos macroeconómicos pero tiene que haber inversión para generar empleos. Lo que ha sucedido es que le han dado oxígeno al país para salir adelante pero no ha generado ningún trabajo o muy pocos.

Eso tiene que resolverse porque nosotros vivimos del consumo interno, es lo que genera riqueza y bienestar. Hay oportunidades de negocio con fábricas, con la construcción, con el comercio, pero eso dependerá mucho de quién gane las elecciones y cómo enfrente el problema. Eso aún no está claro.

El 2021 muchísimo mejor que el 2020 va a ser, no creo que van a volver a cerrar el comercio. Hay que darle mucho mérito al Gobierno y a las autoridades locales que no cayeron en eso a pesar de que habían presiones muy fuertes de segmentos que insistían en cerrar. Por fortuna en Ecuador y en Quito, en particular, las cosas han funcionado.

Yo creo que los contagios no están ahí, en centros comerciales, restaurantes o negocios de este tipo, sino en sectores que las autoridades ya tienen identificados porque la gente no usa mascarilla.

 

¿Cómo ves esta temporada de Navidad?

Hay que ser optimista, yo no veo el vaso medio vacío sino medio lleno. A pesar de lo que hemos hecho podemos tener el 50% de aforo y estamos agradecidos de las visitas del público, que estén comprando, lo mucho o poquito, porque pudiera ser mucho peor, podríamos tener un aforo del 30% o estar cerrados.

Creo que estamos muy satisfechos del desempeño de este año y el año entrante tendremos varias campañas.

Además, como Scala tenemos una ventaja, es muy especial desde su construcción. Está diseñado como un punto de encuentro y en diseño somos pioneros desde el principio. La competencia ha hecho que los beneficios escalen a favor del consumidor.

Estoy convencido que, como promotor del centro comercial, vendemos una experiencia al público y por eso desde un principio me empeñé en el diseño de la Plaza. Nos funcionó muy bien en pandemia porque estamos al aire libre, la cubierta no es hermética por fortuna, y eso permite la circulación del aire. Eso nos ha beneficiado porque la gente se siente segura en ese espacio y siente que puede interactuar en una ambiente bioseguro.

No creo que el 2021 sea tan malo como este, no creo que lleguemos a los números de un 2019 que no fue un año espectacular por la afectación de las protestas de octubre, y estamos muy lejos de un 2018.

Pero estamos más cerca de la recuperación que nuestros vecinos. Creo que el Ecuador está mejor que Colombia y Perú. No salimos del remezón, pero al hablar con empresarios de esos países veo sus dificultades al estar cerrados seis meses.

Creo que se ha manejado bien la situación y como empresarios lo hemos abordado de la mejor manera, no hemos salido a pedir ayuda, simplemente nos hemos apretado el cinturón y hemos trabajado que es lo que sabemos y debemos hacer.

Ojalá podamos trabajar lo suficiente, en cortísimo plazo para recuperar los empleos que se han perdido y poder nivelarnos. El gran desafío de Ecuador será el empleo y si lo logramos vamos a entrar en un buen cierre.

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