Pacto Global de Naciones Unidas es una iniciativa que nace en 1999 bajo la visión de Kofi Annan, en ese entonces Secretario General del organismo internacional, y empieza en el 2000, con la aprobación de los 193 estados miembros.
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Ricardo Dueñas, CEO de Ekos y Presidente del Directorio de Pacto Global por dos periodos consecutivos, se despide de este trabajo al que ha entregado su tiempo y sus ganas de forjar un mundo mejor.
¿Cómo nace Pacto Global y cuál es su principal enfoque?
—La iniciativa nace del análisis retrospectivo realizado por Annan, de forma bastante acertada, sobre los inicios de la Organización de Naciones Unidas desde 1945, año en que se termina la Segunda Guerra Mundial, y lo que significó la reconstrucción de un mundo que estaba devastado tras el conflicto, con la creación de varios organismos especializados, como la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), entre otras.
El exfuncionario concluyó que Naciones Unidas había cometido un error importante al excluir al sector privado de todas estas conversaciones y diálogos, tomando en cuenta que existen corporaciones cuyas ventas superan los presupuestos de varios Estados. Si se compara a una importante cadena a nivel mundial, cuya ganancia se calcula en 500 mil millones de dólares, ésta supera por 10 al PIB de Haití y cinco veces al de Ecuador, en época pre-Covid.
Es por ello que se crea Pacto Global de Naciones Unidas, con el afán de ser el articulador, coordinador y el que lleve a feliz término esta relación entre el sector privado con las Naciones Unidas.
Después, con la aparición de los Objetivos del Milenio en el 2000 hasta el 2015, Pacto Global empieza a tomar un rol protagónico, buscando que la esencia de esos Objetivos se puedan asimilar en el sector privado en la estrategia de los negocios. Luego, serían reemplazados por la Agenda 2030, con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
¿Cómo se empieza a trabajar con los ODS?
—Con Pacto Global se nos da este rol para que Naciones Unidas, iniciativas globales y locales se unan con un sector privado robusto que asuma el tema de la Agenda 2030. Si bien la idea nace en la ONU, no es menos cierto que esta Agenda nos pertenece a todos. En ese sentido, con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible que se plantean, se busca articular las diferentes necesidades o desafíos que tiene la humanidad para tener un planeta más sostenible.
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Se empieza en algunos frentes: ODS 1, Fin de la Pobreza; 2, Hambre Cero; 3, Salud y bienestar; 4, Educación; 5, Equidad de género; 6, Agua y saneamiento; hasta llegar al 17, que habla de todas las alianzas estratégicas que tienen que ir alrededor de estos temas.
¿Qué cambios se quieren lograr?
— La meta es que esta Agenda funcione como un engranaje. Algunas empresas dicen, de acuerdo a su actividad, enfocarse en determinado ODS. Eso está bien pero lo que realmente se busca es que las empresas, de forma articulada, nos tomemos en serio todos estos objetivos y lo vinculemos con el propósito de los negocios.
Anteriormente teníamos esa “vieja guardia” que nos decía que los negocios significaban lucrar, sacarle el mayor provecho a los activos y al patrimonio, con poco análisis de a qué costo, atropellando qué, enfocándose en los derechos humanos de quién, entre otros cuestionamientos.
Es por eso que buscamos que esta Agenda sea parte de la empresa privada, por que es en ella donde se producen los problemas más grandes y los mayores desafíos.
Cuando hablas de la crisis climática, hay que analizarla de la siguiente forma: no es un tema discrecional el decidir seguir haciendo dinero sin importar las emisiones de CO2, o extrayendo recursos de forma exhorbitante o continuar con industrias que generan emisiones de gas metano, por ejemplo, que es más contaminante que el CO2. Con el calentamiento global se producen serios problemas de desequilibrio ecológico como el deshielo total de los glaciares o nevados, como el Cotopaxi o el Chimborazo que están perdiendo hielo en sus cumbres, o el Carihuairazo que ha perdido el 90% de hielo en una década. Esto provoca que suba el nivel promedio del mar, y junto a desequilibrios climáticos, se produzcan huracanes o tormentas tropicales. Un claro ejemplo de esto es que hace poco se registró por primera vez un huracán clase 5 en Centroamérica. Estamos enfrentando un problema donde mañana podemos tener un huracán en el Golfo de Guayaquil o uno que termine afectando las Islas Galápagos.
Una cosa que me ha enseñado la pandemia, y que creo que debe habernos enseñado a todos, es el hecho de que debemos darle más espacio a la ciencia y creer más en ella.
¿Qué significa esto?
—No es secreto para nadie que el calentamiento global está produciendo serios inconvenientes que podrían terminar con la vida en el planeta. Al respecto, existen estudios realizados por científicos de las mejores universidades del mundo o se puede leer informes de expertos de la ONU u otras organizaciones. Debemos estar más informados.
Está comprobado que si el planeta sube más de 1,5º Celsius hasta el 2050 se producirá la pérdida irreversible de los ecosistemas más frágiles. Al paso que vamos, si no frenamos a raya, vamos a crecer entre 3 o 4, y en el peor de los casos hasta 4,5º Celsius. Esto haría que prácticamente en el 2100 no existan condiciones habitables para los seres humanos en el planeta, o que las condiciones sean tan drásticamente opuestas a lo que se necesita que vamos a tener problemas de agua, oxígeno, refugiados climáticos, entre otros problemas.
En ese sentido, ¿cómo ha sido tu gestión al frente de Pacto Global para lograr ese cambio?
—En el 2016 asumí la gestión de Pacto Global Ecuador, que ya había iniciado en 2011 con apenas 41 miembros y con un nivel de propuesta-valor mínimo. También es cierto que cuatro años atrás, la concepción de lo que es la sostenibilidad ha cambiado.
Es así que en estos años, lo primero que hicimos es armar una propuesta-valor mucho más compacta, con la generación de atributos que se puedan comunicar mejor a la gente, con programas que agreguen valor a las compañías que se unían y capacitación formal utilizando todos los recursos de Pacto Global.
Por ejemplo, se ha avanzado mucho en banca sostenible. Hoy en día, los depositantes en países más avanzados empiezan a preguntarse a quién van a financiar con su dinero, si se le va a prestar a una empresa que contamina o que tiene un informe de sostenibilidad, si tienen KPIs definidos para el tema de compensación de huella de carbono, o si se va a otorgar recursos a una empresa que trabaja en temas de género, entre otros. Es decir, a quién se le va a prestar el dinero para que este país, para que este mundo vaya cambiando.
Este tema empieza a ser radical en la evaluación de riesgos, sobre todo cuando quieren fondearse en el exterior para atraer recursos que se destinarán a programas verdes. Otro caso maravilloso se da en el turismo: al comprar paquetes de viajes, se destinan fondos a la conservación del lugar donde se desarrolla la actividad económica.
En fin, con todos estos programas hemos hecho crecer al Pacto Global en Ecuador. Ahora tenemos más de 250 miembros. Hemos sido el país que más ha crecido en miembros en lo que tiene que ver con Pacto. Lo mismo si nos comparamos con las agremiaciones más grandes a nivel nacional; sin pandemia, se hubiese superado a muchas de ellas.
¿Cómo se logró este trabajo?
—Se construyó con un directorio de alto nivel y un equipo de trabajo muy profesional. Abrimos concursos para todo, armamos esta propuesta de valor, luego lanzamos programas que hoy son un modelo para el mundo y he tenido la oportunidad de ser reconocido. Fui invitado como ‘speaker’ principal de la Cumbre Latinoamericana y fui uno de los oradores principales en Portugal en la Cumbre Mundial, llevando el modelo de líderes de los ODS.
¿En qué consiste este modelo?
—Pensé que debíamos hacer mesas de trabajo para que todos los ODS tengan una conexión. Cuando eres pobre, no tienes acceso a una buena alimentación, provocando desnutrición y afectando la capacidad de aprendizaje. Es ahí donde se articulan varios ODS. Es por eso que empezamos a abrir concursos públicos para que las empresas muestren que sí existen buenas prácticas en el país y buscamos a líderes, empresas que en cada ODS venían haciendo un buen trabajo. Hable con Isabel Noboa para liderar con Nobis el ODS 4, con Unidos por la Educación; luego con Banco de Guayaquil para el ODS 8 con Angelo Caputi; luego con Continental para que lidere la mesa de consumo responsable; también con el Aeropuerto Ecológico de Galápagos, para liderar el ODS de Cambio Climático; así se armó el programa con resultados concretos. De esta experiencia lanzamos el Libro Blanco de Economía Circular, manuales de ciudades sostenibles, finanzas sostenibles para mujeres, la Siembratón, y una serie de programas de gran impacto.
Desde que asumí la presidencia, a los 90 días empecé a medir la gestión y eso ha permitido este crecimiento. Me voy con la misión cumplida. Había dicho en 2016 que mi objetivo eran 200 empresas, se superó esa cifra. He estado dos periodos al frente. No me pueden volver a reelegir porque el estatuto de Pacto Global lo prevé así. Se debe pasar la posta. Esto me apasiona, quita mucho tiempo, pero si me preguntas, lo que más me gusta es este trabajo.
¿Cómo la sostenibilidad se volvió parte de tu vida?
—Desde hace 14 años con Ekos, hemos sido siempre pioneros en sostenibilidad y en comunicación. Desde entonces tenemos una sección, de forma permanente, donde hemos abordado la responsabilidad social, responsabilidad social corporativa, la filantropía, hasta llegar a la sostenibilidad como se le conoce ahora.
Al igual que todos, desconocía el tema hace algunos años. Lo que ha pasado es que me he ido educando y me he dado cuenta de lo importante que es esto. Mis hábitos cambiaron, al igual que mi casa, mi entorno familiar y mis negocios. En mi oficina es imposible ver una botella de plástico, compensamos carbono en todos los eventos que hacemos, reciclamos todo, abordamos el tema de equidad de género con un equipo conformado por el 80% de mujeres y muchas de ellas en cargos directivos, no existe diferencia en el pago de remuneraciones, tampoco discriminación de cualquier índole.
Estos son los negocios que lidero, aunque no siempre fueron así. Es un cambio que hice cuando salí de la ignorancia sobre el tema.
Por eso invito a la ciudadanía a que lea un poco más, porque somos gente inteligente y eso nos hace diferentes. Para asumir este tipo de compromisos se necesita entender lo que está detrás de todo esto.
¿Cómo convencer a las empresas para que se unan?
—Se habla con las empresas de cómo la sostenibilidad es un buen negocio. Los consumidores se dan cuenta quién no contamina y quién aporta a la sociedad. La gente está cambiando su chip y su forma de proceder. La gente busca marcas con propósito.
¿Cómo hace un empresario para ser sostenible?
— Los empresarios tenemos que sensibilizarnos más con la información científica y tomar en serio este tipo de temas. Si las empresas quieren sobrevivir, deben apostar por la transformación digital y la sostenibilidad para un modelo de negocio exitoso.
Además, para hacer que una empresa sea diferente necesitamos una economía diferente. Uno de los principales problemas es la desigualdad. Si no la eliminamos es imposible hablar de cambio climático con mil millones de personas que están en condiciones de extrema pobreza. Lo ideal sería llegar a un equilibrio y sobre eso premiar el esfuerzo específico de las personas por cuidar el planeta. Por último, se necesita una comunicación que priorice lo importante y deje de lado lo coyuntural. Es necesario dar un rol protagónico a estos temas si se quiere marcar la diferencia.