Luego del periodo de entreguerras, era claro que las mujeres ya no volverían a usar nada aparatoso que las tuviera simplemente como un adorno. Si bien volvió la ultra feminidad de mano de Dior y el New Look, esta silueta se adaptó para que las mujeres pudieran ocupar espacios laborales. Y de ahí, la ropa cambió (teniendo su punto máximo en los años 80 y a comienzos de este siglo) para brindar versatilidad en cada escenario vital. Tapabocas: la prenda que se quedará para siempre
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Hasta que otro gran acontecimiento histórico volvió a cambiarlo todo: la pandemia del SARS- Covid-19, que lleva a nivel mundial más de 1,5 millones de muertos y que debido a los confinamientos redujo al hogar todos los demás espacios vitales de muchas personas, relajando así su vestimenta. Pero que también puso al tapabocas como una pieza que hoy marca la diferencia entre la vida y la muerte y a su vez es una nueva forma de mostrar autoexpresión.
Tapabocas: la prenda que se quedará para siempre
Su uso y representación en la moda no eran algo nuevo: en Asia ya era común ver esta pieza en espacios como el transporte público y más aún cuando se lidió con la primera epidemia de SARS en 2003. A su vez, diseñadoras como Marine Serre ya usaban estos elementos distópicos en sus pasarelas y artistas de música urbana como J Balvin, entre otros, la hacían parte de sus estilismos. Pero esta vez, con su uso perentorio varias marcas de moda están haciendo las suyas.
Muchas enfrentaron críticas por sacarle provecho a una pieza que en muchos lugares no alcanzó en cubrimiento para el sector médico (y algunas de ellas sí donaron piezas o sus ganancias para conseguir o fabricar más implementos médicos), pero es un hecho que estas ya hacen parte de la moda en todos sus rangos.
Eso, traducido en números, se reflejan, por ejemplo, en el el futuro: el banco de inversión KeyBanc Capital Markets estima, por ejemplo, que el mercado de tapabocas podría tener ganancias de 6 mil millones de dólares para 2021. Si se habla del presente, la plataforma Etsy vendió 29 millones de tapabocas en la primera ola de la pandemia y ganó 350 millones de dólares con ellas. Gap, por su parte, reportó una ganancia de 130 millones de dólares. Y ya algunos países exportan ropa de protección, con gran demanda en Estados Unidos, Europa y Asia.
Pero el comienzo no fue fácil: aunado a las críticas, las marcas tuvieron que ceñirse (las que fueron responsables) a las indicaciones vagas de las autoridades de salud, tanto locales como globales. ¿Cuáles telas, cuántas capas eran necesarias para fabricar un tapabocas? ¿Al fin sí o no protegían del virus? Tan solo en abril se había llegado a un consenso de que sí protegían y para ese entonces, al menos en Estados Unidos, ya habían muerto 10 mil personas.
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Y el debate siguió, pero la demanda también y desde marcas de lujo como Off White (siendo su tapabocas el más buscado, según Lyst) hasta otras masivas comenzaron a hacer tapabocas. También, claro, comenzaron los reclamos: “¿todo eso por un tapabocas?” (el de Off White cuesta 95 dólares, para comenzar). Algunas marcas enfatizaron en el diseño y en soluciones prácticas en la pieza: telas certificadas, piezas respirables, desarrollos tecnológicos. Por ejemplo, Airinum, la marca que le confeccionó los tapabocas a Marine Serre y que las vende por 75 dólares, desarrolla las piezas con filtros reemplazables, entre otros aditamentos. Pero a la hora de la verdad, poco importa si se habla de moda: lo importante ahora es expresarse a través del tapabocas, como segunda prioridad luego del cuidado.
Dime qué tapabocas usas y te diré quién eres
Cuando comenzó la pandemia, muchos tapabocas de lujo se vendieron de inmediato. Los de Marine Serré, de 200 dólares, se agotaron. Los de Off-White llegaron a tener demanda de más de mil personas. Y marcas como Collina Strada, que como muchas otras fueron criticadas por cobrar tanto por una pieza, donaban cinco tapabocas al personal médico para cada uno vendido.
Así, también comenzaron a verse en pasarelas, de mano de Christian Siriano, que hizo tanto tapabocas como para los trabajadores de la salud, como para sus pasarelas, determinando y mostrando para siempre (así como otras firmas en esta temporada, incluido Kenzo), que esta pieza ya determinaría cómo girarían nuestros estilismos en torno a ella. De esta manera, surgieron términos como el popular “maskné”, la irritación cutánea que se da en algunas personas por el uso de la pieza y también expresiones de maquillaje a su alrededor. Incluso el tapabocas pasó a ser artístico de mano de diseñadoras como la extravagante Sophie Cochevelou.
“A medida que pasa el tiempo dejamos de verlo como un elemento molesto, y comienza a evolucionar a un accesorio adicional de moda, que además ayuda a resaltar nuestra expresión personal”, María Alejandra Pascua, experta en futuros, WGSN.
Además, a pesar de la vacuna, el tapabocas no se irá. La pandemia marcó para siempre hábitos de protección que pueden ser fundamentales ante la aparición de una igual u otra peor. “Es un accesorio que empezamos a ver en pasarelas antes de la pandemia, muy relacionado con la contaminación en ese momento, pero a medida que pasa el tiempo dejamos de verlo como un elemento molesto, y comienza a evolucionar a un accesorio adicional de moda, que además ayuda a resaltar nuestra expresión personal. Durante los últimos meses hemos visto destacar y aumentar prendas enfocadas en la funcionalidad y su utilidad, como puede llegar a ser esta”, explica a Metro María Alejandra Pascua, experta en futuro para la agencia mundial de coolhunting, WGSN.
La experta, además añade que se convertirá en otra pieza “accesible” de moda para comprar de las grandes casas de lujo. “Estos tapabocas también representan la esencia de la marca, y una mucho más visible al encontrarse directamente en la cara, puede ser comparable a otros productos de ingreso, como carcasas para los celulares, perfumes y maquillaje, solo que este es claramente visible”, expresa.
¿Dime qué tapabocas traes y te diré quién eres? Probablemente ese sea ahora el nuevo distintivo (más que un bolso o unos sneakers) de cómo se configuran los hábitos de consumo y cuidado de una persona. Y en una pesadilla que aún no termina, esto se delimita más que nunca.
4 preguntas a… María Alejandra Pascua, experta en futuro para WGSN
P: ¿Cómo el tapabocas pasó a ser la pieza de moda que cambió definitivamente nuestro estilismo personal en cuanto a outfits y de paso belleza y maquillaje?
–Aunque haya comenzado como una pieza que nos vimos obligados a utilizar por temas sanitarios y recomendaciones de salubridad, uno de los primeros retos que tuvo la industria de la belleza fue adecuarse y adaptarse a este accesorio, a la vez que se protege la piel. Adicionalmente, dieron lugar al foco en los ojos, pues al no poder utilizar la boca como forma de expresión en maquillaje, los ojos se convirtieron en la ventana por medio de la cual nos expresamos.
Para la moda fue una situación paralela, pues también tuvo que ver con la búsqueda de identidad y expresión, al mismo tiempo que cumple una función más utilitaria.
P: ¿Cómo cambió su producción la industria de la moda?
–Ha sido una transformación y un cambio interesante, pues al inicio fue una alternativa para buscar ventas y oportunidades en lugares inesperados, pero a medida que se ha establecido como un accesorio relevante, lo suficiente como para ser una de las prendas destacadas de las pasarelas PV 2021, y ha empezado a convertirse en una alternativa para reciclar sobrantes y retazos de textiles utilizados con otros fines.
P: ¿Cómo los tapabocas han marcado rangos de clase, diversidad en el consumo y también estamentos de estilismo individual?
–Hasta ahora no hemos determinado esto, pero es un poco proporcional al vestuario, es interesante ver que además del lujo tenemos otras características de tecnología e innovación que se convierten en un diferencial para los consumidores de nicho e innovadores. Por ejemplo, los desarrollos con materiales que tienen hilos de cobre y plata, con características antimicrobianas y antibacteriales.
P: ¿Por qué es tan poderoso que figuras públicas salgan con él o sin él, como Anna Wintour, la reina Isabel; o Trump y Melania sin los mismos?
–El coronavirus ha estado acompañado de una carga política importante, así como de una división del consumidor e incertidumbre y noticias falsas. Que figuras públicas utilicen o no este accesorio muestra su posición frente a la situación actual, por lo que es una declaración sin palabras en términos de salud y política.