Unas 100 ciudades y regiones de Polonia, casi un tercio del país, han aprobado resoluciones en las que se declaran libres de la “ideología LGBT”. Estas “medidas” son simbólicas e inaplicables pero proporcionan “munición” en la guerra cultural.
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Las personas homosexuales que vivan en áreas tiene pocas opciones: emigrar, esconderse o luchar. La hostilidad de los políticos ha desembocado en una lucha por los derechos entre la derecha religiosa y los polacos de mentalidad más liberal.
A pesar que Polonia despenalizó la homosexualidad en 1932, décadas antes de la mayoría de países europeos, se mantiene una campaña en contra de lo que describen como la agresiva ideología que promueve la homosexualidad.
Tomasz Sakiewicz, editor de revista, señaló a la cadena BBC que la comunidad LGBT amenaza a la familia heterosexual tradicional polaca. A pesar que parezcan descabelladas las ideas de Sakiewicz, políticos de alto nivel y figuras influyentes de la Iglesia Católica hacen eco de ellas.
«Los comunistas solían ondear la bandera roja y decían a la gente que estaban luchando por los pobres, por los trabajadores, por los campesinos», dice.
«Ahora estos activistas sostienen la bandera del arcoíris y dicen que están luchando por las minorías sexuales. No era cierto ni es cierto. Y como nosotros vivimos los tiempos comunistas, tenemos el deber de decirles a los demás lo peligrosas que pueden ser esas ideas», indicó para la cadena BBC.
Debido a estas feroces posturas ideológicas, muchos polacos homosexuales (lesbianas, bisexuales y transgénero) solo pueden vivir en paz permaneciendo «invisibles».
“Se destruye un país creando el caos. Y eso es lo que estos gays están tratando de hacer», “no los queremos en esta ciudad”, “no quieren encajar en nuestra sociedad”, son algunos de los mensajes que reciben miembros de la comunidad LGBT.