Se suele creer que los años 70 fueron puros vaqueros, looks liberados, glam, disco, furia punk y una liberación absoluta y completa de la sociedad (y su vestuario). Mrs. America: Vistiendo al feminismo de los años 70
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Pero estaba esa “mayoría silenciosa” (como la llamaba Richard Nixon), donde seguía imperando el American Way of Life, con sus valores conservadores, y tenía una voz que se enfrentó furiosamente, con sus atuendos de línea A, sus colores pasteles, sus perfectos peinados y jardines, a esa juventud que peleaba ya desde los años 60 por un cambio.
Mrs. America: Vistiendo al feminismo de los años 70
Esta encontró su voz en la inteligente líder ultra conservadora Phyllis Schlafly, la “bestia negra” de las feministas que luchaban por la Enmienda de Igualdad de Derechos (ERA) y que puso a esa mayoría silenciosa, sobre todo a sus mujeres, a sabotearla no solo desde lo político, sino desde lo simbólico.
Y esa batalla y sus matices es la que muestra la serie Mrs. America, transmitida por FOX Premium, con la icónica feminista Gloria Steinem, seguida de Betty Friedan (otro de los grandes nombres del feminismo de la segunda ola) y de Shirley Chisholm como oponentes de Schlafly, interpretada por Cate Blanchett.
Esos matices fueron construidos cuidadosa y rigurosamente con Bina Daigeler, quien habló con Metro de cómo la moda, sobre todo en esa época y contexto, fue poderosa para esta lucha política.
¿Cómo fue el proceso para construir el vestuario de estos personajes históricos?
–En Mrs. America lo que es impresionante es que hemos intentado reflejar un momento de la historia muy importante donde unas mujeres icónicas han luchado por la igualdad de derechos.
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Para mí era fundamental, entonces, que supiera todo sobre ellas. Y por supuesto, como esto empezó en los años 60 y 70 ya existía un montón de material fotográfico, documentales sobre todas sus conferencias, sus libros. Así era muy fácil documentarse a fondo.
Esto, porque creo que el diseño de vestuario, a diferencia del diseño de moda, se enfoca en la creación del personaje, su esencia y su psicología. Entonces, cuando tienes personalidades tan conocidas es importante capturar sus esencias.
Y sobre todo, entender y hacerlo con respeto, porque a mí me parece increíble cómo ellas han luchado y tenían un propósito y en la serie se ve el camino que tomaron para luchar por la igualdad de derechos.
Si bien en los años 70 hay experimentación y liberación, vemos también a los conservadores liderados por Phyllis con una estética clara. ¿Cómo fue delimitar esos dos mundos?
–Lo que he oído de personas que han visto la serie, es que les ha gustado el contraste que he delimitado entre las antifeministas y las liberales y cómo se sitúan políticamente. En los primeros cuatro, cinco episodios, las antifeministas están vestidas en colores pasteles. He evitado que lleven pantalones y sí muchas faldas línea A, tacones pequeños, blusas.
Incluso se ve la influencia de los años 60, donde se ve al ama de casa americana por excelencia. Perfectas en todo, sin llamar la atención, siempre complacientes. Con las feministas, en cambio, usé pantalones de bota anchas, jeans, corderoy, colores fuertes y más texturas. Esto ubica al espectador de inmediato.
“Ellas en su lucha tenían looks icónicos que han defendido y usado para llamar la atención. Y eso era maravilloso. Es genial retratar eso en una serie”, Bina Daigeler, diseñadora de vestuario
Ya para los años 80, ya todo se mezcla un poco, porque los dos bandos tienen gente muy diversa y además, la moda cambia. El estilo de ama de casa americana se va diluyendo y los personajes también cambian, así como su estilo.
¿Qué prendas podrían definir mejor estas dos estéticas opuestas?
–Yo creo que el lado liberal se da en mi opinión el jean y para el conservador, la falda. En general, y eso era un poco la línea con la que he hecho la separación. Es lo más definido, pero hay sutilezas que en mi opinión se ven muy bien. Hay dos secuencias donde se ven muy bien los matices. Por ejemplo, en el episodio seis Phyllis plancha y también Jill Ruckelshaus (republicana a favor de la igualdad de derechos interpretada por Elizabeth Banks).
Cuando las ves desde arriba casi son iguales, pero Jill tiene un estilo más divertido y tiene bolsos distintos. Ves sus mundos tan distintos y esto se complementa cuando Jill lleva un traje pantalón y el de Phyllis es de falda. Me encantan estos matices tan sutiles y tan maravillosos.
Gloria Steinem (Rose Byrne) es un ícono de estilo. ¿Cómo fue construir sus prendas más características?
–Todo el vestuario, jeans, camisetas, etc, estaba hecho a medida para cada actriz. La mayoría de las cosas las hicimos en un taller de costura. Y he tenido un taller para hacer cinturones, zapatos, etc.
Toda ropa de los años 70 pero hecha a medida para que ajustara perfecto y en Gloria eso es lo increíble, porque los jeans le ajustaban a la perfección y, para que esto funcionara, lo hicimos de ese modo. Además, Rose es así también, como ella: le pones una camiseta y un cinturón y se ve espectacular. Le puedes poner cualquier cosa y es perfecta: efortless.
Y luego, por supuesto, he tenido y comprado montones de ropa de alta costura vintage, para dar más riqueza al vestuario. Y también, para la figuración para la gente en el background hemos tenido un stock de casi cuatro mil prendas para vestir a las personas que están en sus conferencias.
¿Qué parte jugaron los actores en la construcción de vestuario del personaje?
–Por supuesto, en un buen diseño de vestuario tienes que respetar un montón la personalidad del actor. Y sobre todo, cuando trabajas con actores tan poderosos como en nuestro caso.
Pero con mi propuesta ellos han podido encontrar el camino hacia su personaje. En las pruebas de vestuario eso ayuda a que encuentren su estilo y da más riqueza al personaje.
El primer encuentro tardó dos horas y ha sido de probar, hablar y definir quién es el personaje.
Comencé entonces con un look icónico de una fotografía, que copiamos tal cual. Esto, para que la actriz vea que puede quedar igual. Esa es la base. Una vez hallado esto, nos preguntamos quiénes eran cuando no estaban en la vida pública y eso ha ayudado a complementar la interpretación y , por supuesto, el vestuario es clave.
Ha sido un camino muy importante para que las actrices se encuentren en su personaje.
“Ellas en su lucha tenían looks icónicos que han defendido y usado para llamar la atención. Y eso era maravilloso. Es genial retratar eso en una serie”, Bina Daigeler, diseñadora de vestuario.