Los ciudadanos ecuatorianos se han visto sorprendidos, aunque ya no debería serlo, de un nuevo “atentado” a sus bolsillos, además que la viveza criolla volvió a ser el plato fuerte del día. Más de 2.281 carnés fraudulentos para personas con discapacidad fueron entregados entre asambleístas, jueces e incluso futbolistas, esto se suma a inconsistencias en adquisición de productos (mascarillas, bolsas para cadáveres) durante la emergencia sanitaria.
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Es cierto, que la corrupción no es un tema nuevo. Este mal ha estado presenten en la historia republicana del Ecuador en mayor o menor medida en los distintos gobiernos nacionales y seccionales. El factor termina siendo preocupante para los ecuatorianos, pero nos separa la atención de un problema mayor: la desigualdad.
Según los últimos resultados de pobreza y desigualdad obtenidos a partir de la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo (ENEMDU) del mes de diciembre de 2019, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), indicó que la pobreza por ingresos a nivel nacional se ubicó en 25%.
Por su parte, la pobreza urbana fue de 17,2% mientras que la pobreza rural está en 41,8%. En diciembre de 2019 la pobreza extrema a nivel nacional se ubicó en 8,9%. Debido a la crisis sanitaria por el coronavirus y, por ende, la paralización de actividades económicas por la cuarentena, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) señaló que a la pobreza se sumaría un 6% más de la población ecuatoriana
Un tema preocupante es la caída de la clase media consolidada, de 27,7% a 24,6% durante la cuarentena. La estimación del BID supone que los informales, cuentapropistas y patrones de pequeñas empresas dejaron de recibir todos sus ingresos laborales, pues las cuarentenas fueron obligatorias y estrictas.
Esta desigualdad que crece a causa del coronavirus nos hace propensos a una enfermedad más despiadada: la corrupción. El índice de corrupción percibida en el sector público, se situó en 62 puntos en 2019 en Ecuador. La escala oscila entre 0 y 100, con más corrupción cuanto mayor sea el valor. Nosotros ocupamos el puesto 93. Por lo tanto, el resultado es ligeramente por debajo de la media en comparación con otros países.
El magister en Derecho Constitucional por la Universidad Andina Simón Bolívar y doctorando en Ciencia Política, Israel Celi Toledo, destacó que el ecuatoriano “se ve muy afectado por la corrupción, pero que este también se preocupa de este tema cuando existe crisis económica”.
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“Precisamente, actualmente, la corrupción es un problema mayor que la crisis económica y la desigualdad social”, agregó.
“La gente no se toma en serio la corrupción, incluso se puede decir que está naturalizada». Señaló, que la corrupción dependerá del sistema legal del que nos encontremos.
“La corrupción es una característica estructural de la democracia en sociedades que son desiguales. Mientras más desigual es una democracia, es más corrupta. Si en una sociedad tiene grupos económicos que controlan la riqueza del país, como sucede en Ecuador, es evidente que estos grupos van a controlar las economías y van a direccionar al estado hacia políticas que los beneficien”, acotó Celi.
“El problema en el Ecuador es que la gente que hace policía ha tendido a repartir el estado como si fuera un botín. Siempre habido corrupción en la contratación pública”, destaca.
“Si vemos de una manera más amplia, la corrupción no es nuestro mayor problema, la desigualdad sí lo sería”, agrega Israel Celi.
El magister en sociología y catedrático de la Universidad Central del Ecuador, Patricio Pilca, destaca de igual manera que un mayor problema que la corrupción en el país es la desigualdad social.
«La desigualdad termina representando toda la problemática y, por supuesto, está relacionada íntimamente con la corrupción. El destape que ha ocurrido últimamente en el estado muestra los problemas que existe en la sociedad», enfatiza Pilca.
¿Por qué somos más vulnerables a la corrupción?
Precisamente por el ecuatoriano no tiene tiempo para ver noticieros para informarse, porque el ecuatoriano que tiene que sobrevivir el día a día quizá no se preocupa por temas como: la política, contratación pública o sus impuestos. Esta exclusión de la sociedad favorece que estos grupos económicos, estas mafias, se hayan apoderado del estado, dice Celi.
«Esta captura del estado no es reciente, es histórica. El cambio no se trata de simples propuestas».
¿Dónde radica el problema?
El problema es que la organización civil en el Ecuador es débil, y particularmente termina incursionando en la política es el que quiere hacer dinero. Por lo general, la gente “sana”, la gente con formación, la gente que quiere cambiar las cosas, se acercan a un partido y se da cuenta de esa dinámica y termina aislándose a menos que decida ensuciarse.
«No todos los partidos son extremadamente corruptos, no son tan malos. Creo que hay ciudadanos decentes y relativamente aptos y ellos son los que deben comprometerse para la renovación de las estructuras partidarias», añadió.
«Creer que las cosas pueden cambiar fácilmente es quizá un poco ingenuo. Y todos los cambios que promovamos tiene que atender a la realidad que tenemos. El cambio depende de cada uno de nosotros».
Sin embargo, magister Patricio Pilca dice que el problema está en las esferas estatales más que en los actos que cotidianamente hacemos. «No puede ser que cada año se quiera cambiar todo lo que un pasado gobierno hizo y así iniciar de nuevo. Termina siendo un circulo vicioso, se debe institucionalizar el estado más no desarticularlo».
Pilca catalogó a los recientes actos de lucha contra la corrupción como una telenovela que su único fin es entretener a la población de verdaderos problemas: venta a organismos internacionales. «Producto de la pandemia se ha podido desenmascarar la miseria con la que se ha tratado a la sociedad, como nos han robado en plena crisis. La crisis sanitaria ha dejado ver una crisis estatal. Se ha visto una política de la poca solidaridad.»
¿Dónde empieza el cambio?
Los cambios que tienen que ejecutarse son en la economía social y solidaria, y de esta manera es más probable construir capital cultural el cual no se limita a sufragar, sino que comienza a ser participativo (crear proyectos y agremiaciones); ese es el ciudadano que necesita el Ecuador, según Celi.
Este sujeto se construye a través de un mejor sistema educativo, y de oportunidades económicas. Hay cambios que deben hacerse en educación, política y económica. Si esa población que tuvo acceso a la educación superior se compromete puede realizar un cambio.
Lo malo es que los movimientos sociales no están preparados para realizar buenas propuestas, por ello el gobierno tiene a reunirse con las oligarquías. El cambio se da a nivel estatal y social. Si estos dos no interactúan es difícil que mejoren las situaciones.
Respecto a la desigualdad, ¿el extractivismo (minería) es una carta para mejorar la economía?
La constitución tiene varios fines, en materia económica, fines que pueden llegar a contradecirse. Por una parte, está el estado desarrollista y por otro, la economía social y solidaria.
La extracción de un recurso ya está ocurriendo. La mayoría de los expertos en materia económica sostienen que el sector más corrupto es el extractivo. Además, genera concentración de los recursos, les da a los políticos más poder sobre esas rentas y puede llevar a gobiernos autoritarios o incluso puede llevar a perjudicar otros sectores del aparato productivo.
Paradójicamente, tener recursos para el extractivismo puede terminar siendo una maldición. El extractivismo no es lo mejor para la economía, la minería no va solucionar los problemas del Ecuador.
Por su parte, Patricio Pilca, agrega que es poco probable que la minería sea una solución para la economía. «El petróleo nos ha demostrado que 40 años o más de explotación no nos ha sacado de la pobreza. El problema central es el estado, porque van a explotar y luego ese dinero se desaparece».
Aunque el catedrático no descarta que el próximo gobierno va a comenzar a aplicar las concesiones mineras, y por ende el extractivismo.
Como bien lo señala Joseph E. Stiglitz, economista y premio Nobel de economía: “El verdadero desarrollo exige que se exploren todos los vínculos posibles: capacitación de los trabajadores locales, desarrollo de las pequeñas y medianas empresas para que provean suministros a las operaciones mineras y a las empresas de petróleo y gas, procesamiento dentro del país de los recursos naturales, e integración de dichos recursos en la estructura económica del país”.
Ecuador, ¿está condenado a la corrupción?
Mientras Ecuador siga siendo una sociedad tan desigual y excluyente la corrupción va a seguir afectado. Ahora, la corrupción es un fenómeno que se pueden combatir, pero debe combatirse de manera compleja. Se debe replicar la iniciativa de otros países. Por ejemplo, exigiendo la creación de una comisión internacional contra la corrupción como sucedió en Guatemala finaliza Israel Celi.
Ahora el desafío es general, se requiere del compromiso firme y constante de la sociedad que inicia por la práctica de principios y valores en los ciudadanos como requisito fundamental para un cambio de rumbo real. Esa será la única forma de desvanecer por completo esa característica de la corrupción en nuestro país y lograr el fortalecimiento de las instituciones democráticas.
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