En el Ecuador existen 1’961.562 jefes de hogar, según el último censo poblacional realizado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC).
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Ese universo de ecuatorianos hoy se enfrenta a uno de los mayores retos en la educación: ser los maestros auxiliares de sus hijos.
Y es que con la llegada del coravirus el mundo cambió. Los edificios de los planteles educativos seguirán con las puertas cerradas, ni siquiera estiman fecha de apertura. El sistema público de educación no solo ha aprobado la modalidad de estudio en casa, sino que ha reconocido que en el Ecuador un millón de estudiantes de instituciones educativas fiscales y fiscomisionales no tienen acceso a Internet.
A nivel nacional existen 3 millones de estudiantes de colegios y escuelas fiscales inscritos en 150 mil centros de enseñanza, de ellos, 2 millones están haciendo uso de las plataformas educativas y tienen posibilidad de conectividad, según datos del Ministerio de Telecomunicaciones.
El efecto padres
Es aquí donde entra el rol de los padres. Lo que los psicólogos educativos están denominando hoy «el efecto padres».
En palabras de Luis Felipe López-Calva, director regional del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) para América Latina y el Caribe: «Cuando los niños dejan de ir a la escuela, el efecto par (la influencia de los compañeros) pierde preponderancia, mientras que el efecto padres gana«.
Son los padres los que ahora, según los expertos, van a influir y a motivar en el estudio de sus hijos. De ellos dependerá en gran porcentaje que sus los estudiantes alcancen buenas o excelentes calificaciones.
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Pero, ¿cuán preparados están los padres ecuatorianos? Las estadísticas señalan que del total de los jefes de hogar (1’961.562), la mayoría (40%) solo ha culminado la primaria. Es decir, 1’471.546; 845.381 jefes de hogar completaron la secundaria, 591.769 tienen estudios superiores y 261.296 cuentan con un postgrado.
«El nivel educativo de los padres es un factor determinante en la educación de los hijos», dice la socióloga Carolina Camacho. Sin embargo, considera que en América Latina la desingualdad y falta de recursos repercute en el tiempo y la educación de los padres.
«Antes de la pandemia los niños salían a clases y regresaban por la tarde o noche, dependiendo la modalidad de estudio, al regresar a casa se encontraban con sus padres, y en promedio de 1 o 2 horas estos dedicaban a hacer tareas, a revisar debereres o libros. Hoy los estudiantes están en casa y deberían dedicar entre 5 y 6 horas diarias al estudio. Los padres deberían acompañarlos, al menos, el 50% de ese tiempo», explica Camacho.
A la vez, cuestiona: «¿cómo haces si eres un padre que estudiaste hasta la escuela y tienes hijos en secundaria?, suma a eso el no tener acceso a internet. Ese es un verdadero problema del que poco se habla y afecta a los hogares pobres», señala.
Mayor inequidad
La cuarentena y cierre de centros educativos impuesto en casi todos los países de la región, aunque es necesaria desde el punto de vista sanitario, va a generar una mayor inequidad, según los especialistas.
«Si los resultados académicos de un estudiante se vuelven aún más dependientes de las habilidades de sus padres durante el cierre de escuelas, entonces estudiantes similares cuyos padres tienen niveles educativos diferentes, tendrán probablemente resultados diferentes», explica López-Calva.
«En el Ecuador hay un poco más de 500 mil padres que han terminado el colegio, es decir, son bachilleres. Entonces, el Estado está llamado a crear proyectos o programas para alivianar en algo la carga que hoy tienen los padres, sumada a la carga del hogar», insiste Camacho.
Educación remota
A través de la radio o la televisión se puede reforzar el aprendizaje de los estudiantes.
Guayaquil, por ejemplo, desarrolla desde el 2005 el programa ‘Aprendamos’ que es una proyecto educativo, ejecutado por Fundación Ecuador y U. Casa Grande, y que llega por televisión nacional. Son talleres de temáticas diferentes donde se enseña a los televidentes sobre temas de emprendimiento, cursos de contabilidad, inglés, entre otros. Este programa incluye la entrega de material didáctico. Se ha alcanzado un millón y medio de inscritos y una audiencia televisiva estimada de 6 millones, según cifras del Municipio.
Los especialistas coinciden que la radio y la televisión pueden ser útiles para educar de forma remota.
«El Ministerio de Educación debe pensar en accionar un plan para educar a través de la radio o la Tv. Sí es verdad hoy los padres están llamados a hacer los maestros auxiliares, pero los docentes deben reforzar, porque ellos están formados para hacerlo. Cuentan con las destrezas y habilidades para hacerlo», dice la psicóloga educativa Guadalupe Ayoví.
En general, los expertos recopmiendan que el rol fundamental de los padres debe ser transmitir confianza a los estudiantes, motivarlos a estudiar y acompañarlos día a día.